AVILA Y LA HUELLA DE TERESA. Resbalando en el dia de después.

Hace unos meses, Luciano Díaz – Castilla me regaló un dibujo de la ciudad de Ávila con las murallas y todas las calles como una especie de sello con imbricadas callejas, y la silueta de Teresa de Jesús aparece como estampada en medio de todo, y a la vez se dibuja en las calles y su sombra. Y en este día que termina el Centenario de nuestra Santa y que nos preguntamos en qué va a quedar todo, miro esto y parece que encuentro como buscando a Teresa en las calles de Luciano, la respuesta.

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Hace mas de un año, al comenzar esta aventura, me sentía feliz de vivir en una ciudad preciosa. Y leía las cosas de Teresa con la impresión de sentir en cada frase que si era eso lo que ella quería decir, lo que yo veía pintado, la sombra de sus palabras, su predicamento no sólo en mi, sino en miles de personas era e iba a ser impresionante. Porque mas que encontrar una escritora espiritual única, llena de valentía, defendiendo la insondable belleza del ser humano, lo que arrastra a Teresa y la lanza desde hoy en adelante, es su modo de hacer, de ser , de andar. Esa sinuosa forma de ir adelante con lo que somos y con el motor interior a tope de revoluciones para mostrar esto sin pausa, sin miedo, sin tener un espíritu monjil en el mal sentido de la palabra. Tomando conciencia de el suelo en el que me levanto, vivo y barro cada día, para poder empezar a soñar y construir, mas que castillos en el aire, castillos en el corazón.

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Y algo así siento que ha pasado con la ciudad de Teresa, Ávila se ha despertado tomando conciencia de su belleza y de su verdadero valor. Se ha sentido única, rodeada como una princesa de la muralla medieval mas increíble y bella del panorama. Se ha sentido foco de telediarios, de miles de peregrinaciones, de noticias, películas, documentales, exposiciones. Ha vuelto a levantarse y se ha puesto de puntillas mirando su largo legado y a todos los abulenses que a veces nos hemos sentido tan cercados y aislados, nos ha dado con todas las puntillas de su cola, en medio de la cara. Como diciendo a todos, aquí estoy yo, y esta es mi verdad y en este año descubro toda mi belleza.

Buscamos a Teresa, y si no lo hacemos así rastreando en las calles de Ávila, no la vamos a encontrar. No sólo es que viviera casi toda su vida aquí, y que aquí escribió, fundo, sufrió males de amores, enfermedades y se fue muchas noches a dormir con la cabeza embotada de problemas. No es sólo esto, es mucho mas, porque Ávila está como la sombra en medio de cada imagen que ella nos lanza en sus libros, abriéndonos los ojos para ver. Tenemos que habitar nuestro castillo, y este se levanta, piedra a piedra, con nuestra verdad. No necesitamos un castillo mas grande, ni mas moderno, intercomunicado, lleno de tecnología, de industrias, de nuevos planteamientos que nacen en otras partes. Necesitamos ver lo que somos y construir nuestra verdad en ello, y estos días del Centenario lo hemos visto y lo hemos vivido. Expectación por una ciudad admirada y única, por unos habitantes llenos de ilusión, orgullosos de su paisana mas internacional, por cómo se abre siendo tan pequeña, por cómo se entrega generosa siendo de granito y asentándose sobre roquedos.

Si ,Luciano, Teresa que aparece en este dibujo como la huella del pie sobre la ciudad, como en un charco de barro del patio del cole, nos empuja en su mensaje también como ciudad, valiente, orgullosa de su belleza, y afianzada sobre la roca de la historia que ningún centro comercial ni de ocio moderno puede copiar, porque lo que nosotros compartimos, mostramos, y lo que nos hace sentirnos orgullosos, es una ciudad auténtica, llena de personalidad y de vida, inspiradora de grandes hombres y habitada por miles de Teresas anónimas que levantan su casa, y su familia . ¿Qué vamos a hacer mañana, el día después del centenario?, ¿ cual va a ser la verdadera cola de este vestido de fiesta? Teresa nos dice en sus cosas: la humildad, el saber quienes somos, nos hace andar siempre en la verdad. Y ese suelo sencillo, hay que limpiarlo, respetando sus grietas, amando cada arruga y cada resbalón, sintiéndonos una belleza, cuando miramos que en ese barro de la vida, se levanta para nosotros, el castillo mas bello de cualquier cuento, nuestra muralla. La belleza de una ciudad viejecita, pero única, que cuenta desde el s. XVI con una guardesa llena de empuje, de valentía y de entrega, nuestra Santa, Teresa de Jesús, que nos lanza, como una bola de arcaduz, al mundo.

Ávila aparece al fondo de la huella de cada uno de nosotros, como Teresa aparece en cada calle , vista la ciudad desde el cielo este tan azul que nos empapa. Somos en nuestro paso, en nuestra huella, en nuestro resbalón, verdaderos y este huracán de homenajes a Teresa nos han estampado la ciudad y sus palabras en medio del corazón.Imagen

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