UN CORDEL POR NAVIDAD.
Esta semana del año, la que va de Nochebuena a Nochevieja, me parece que tiene forma de cordel de ropa, como esos que van de una casa a otra a través de un callejón o un patio de vecinos. Comienza en la resaca de la alegría, comilonas y reuniones familiares del 24 y 25, tras casi un mes de adviento y preparación, decorando árboles, poniendo belenes, localizando y envolviendo regalos. Los sorteos del Gordo de la lotería, los aguinaldos, las fiestas navideñas de las empresas, de los amigos, de los compañeros. Las ciudades y las casas se llenan de luces, los letreros de buenas intenciones navideñas comienzan a llenar ventanas, caminos, entradas a pueblos y fachadas de empresas. Las películas navideñas se reponen en las televisiones y los villancicos comienzan a sonar en las emisoras de radio y en los coros de las parroquias. Queremos vestirnos, comer y oír todo lo relacionado con la navidad. Las tiendas y centros comerciales encuentran un filón nuevo de venta y en él aparece siempre un giro solidario para que el espíritu de la navidad quede marcado, calendarios, recogidas de alimentos, donaciones a ONGs y juguetes .
Entre esta ventana del 24 y la del 31 se tensa este cordel porque aparece algo que casi todos hacemos: las listas de los propósitos de año nuevo. La tensión positiva de llenar las nuevas agendas del año de cosas nuevas, de todo aquello que queremos hacer y cambiar en nuestro trabajo, vida y actitud.
He realizado un sondeo sobre los propósitos de año nuevo que se publican en los medios, porque en el fondo lo que estos estudios nos muestran son los anhelos mas íntimos de todos. Aparece a primera vista un grupo de propósitos que tienen que ver con nosotros a nivel muy personal, salud, hábitos saludables como adelgazar, hacer deporte, dejar de fumar o comer mas sano. Cambiar algunos aspectos de nuestras relaciones familiares, la meta puesta en ser mejor padre, hijo, esposo, compañero de trabajo,… Cambiar en las rutinas de trabajo para ser un poco mas organizado y no dejar colgada alguna tarea.
Un gran cúmulo de propósitos de cambio que nos dicen los gurús del coaching que tenemos que diseccionar en pequeñas tareas para poder ir, agrupándolas y formando con ellas sistemas, alcanzar un cambio de actitud y de actividad.
Y parece que los estudios sobre este proceso, nos dicen que es muy importante compartir nuestros propósitos con los demás: aparecen pues en el recorrido del cordel de las buenas intenciones, otras personas. Así pedimos apoyo para llegar a las metas, y las conseguiremos con mas facilidad formando equipos.
Un cordel navideño que parece que con sus buenos propósitos lleva como un cable de alta tensión lo mejor de la navidad, la luz y el calor de estas fiestas. Queremos realmente poner en nuestra existencia el espíritu de la navidad que significa nacer, renacer y hacerlo en casa, en nuestro belén interior. Empujar hacia delante a las personas que siempre hemos sentido que realmente somos pero no tenemos la determinación de ser, la valentía de vestirnos con nuestro mejor traje.
Y siempre esta tensión de los propósitos lleva como trasfondo la esperanza. Sabemos que el cambio es posible y que de donde arranca todo es de cada uno de nosotros. Esperanza que alcanzamos cuando buscamos la mano de quien nos puede echar un cable y a su vez nosotros echamos otro a los que tenemos cerca. Esperanza en forma de muchas manos entrelazadas que recorren el camino entre tu casa y la mía, donde puedo poner a secar la ropa limpia, cambiar y tener mejor aspecto.
Unos días antes de Navidad me peguntaba qué palabras definían estos días, mas que nada para poder asumir de manera sosegada la nevada de fiestas y trajines que se nos avecinaban. Alguien dijo dos palabras: amor solidario. Volvemos siempre a las Navidades de cuando niños y nos sentimos tan amados y queridos por nuestros padres y familia, que no podemos quedarnos con esta carga así sin hacer nosotros lo mismo con nuestros hijos. El renacimiento de aquello que luce cada Navidad y que muchas veces se va volviendo a llenar con tanta carga de desidia y costumbres. Pero el sentimiento navideño va mas allá de nuestra casa, parece que como una corriente recorre toda la sociedad que por días al menos se vuelve muy solidaria, y en el fondo sentimos que esto es la esencia de la vida y de la felicidad, nuestra y de los demás. La verdadera navidad, la que nace.
Esta semana no es una semana mas. No es sólo aquella semana donde buscamos el traje y los pendientes o la corbata para lucir en los bailes de Nochevieja, es una de las semanas mas luminosas del año. Está recorrida por un cordel que va de tu casa a la mía y que es el que realmente me viste de gala, con todos sus propósitos tan brillantes encendidos. FELIZ AÑO NUEVO.
Articulo publicado en el Diario de Ávila, 29 de diciembre, 2016