Estamos viviendo una primavera muy difícil. La Pascua se llevó al cielo al Papa Francisco en medio de un panorama mundial que tiene la forma de una ola negra que nos asfixia. Catástrofes naturales que arrasan con miles de vidas, personajes que tienen en sus manos el destino de millones de personas que ven el mundo como un gran mercado en el que obtener beneficios, muertes, guerras, intransigencia y dolor.
En medio de todo busco algo que amortigüe tanta presión, algo que lejos de ser sólo un entretenimiento me sirva para buscar la paz y la verdad que sé, porque nuestra Santa nos lo dice, está dentro de nosotros. La costura es una especie de oración que siempre tiene un poder medicinal para miles de personas, cada puntada es algo así como una nueva cuenta de un rosario que amortigua las preocupaciones y nos reconforta el ánimo.
Busqué un tipo de bordado que me ayudara a relajarme y apareció el shasiko un tipo de puntadas, del tamaño de un grano de arroz, que se lleva haciendo en Japón desde hace siglos. Sobre una sencilla tela de algodón de color azul oscuro, los japonenses van cosiendo, puntada a puntada, motivos que parten de una cuadricula, y que tienen su propia simbología como las flores de los cerezos, los movimientos de las olas del mar o de los pájaros en el aire, las puntas de diamante. Un bordado que se hacía para reforzar las telas que eran costosas sobre todo para la población mas pobre del país. Bordando en las casas, donde hombres y mujeres disfrutan con sus diseños en las épocas de menos trabajo agrícola o pesquero y ahora en los tiempos libres al terminar las jornadas laborales.
Me pregunto porqué volvemos desde occidente la mirada al mundo oriental en particular al japonés y la respuesta creo que está en la búsqueda de la sencillez de lo esencial y su belleza. Los haikus están entre los poemas mas leídos y admirados por esa ventana de aire fresco que provocan. Belleza, contención y paz, quitando lo superfluo. Algo así ocurre con la práctica floral del Ikebana, representado con pocos elementos la naturaleza desde el suelo hasta las ramas de los árboles que nos introducen en el cielo. Agua, hoja, flor, rama, en un paisaje al tamaño de mi casa, de la mesa del salón. Los bonsáis y todo su mundo lleno de sabiduría en la verdadera esencia de los árboles, en cuyo cuidado sentimos que nos cuidamos también a nosotros.
Las casas las vamos decorando también siguiendo algunos de los postulados japoneses del estilo japandi, buscando espacios relajantes, líneas sencillas y materiales naturales. O la utilización del estilo wabi-sabi que busca la belleza de lo imperfecto, ayudándonos a valorar las cosas incompletas y efímeras que nos rodean, dándolas una nueva oportunidad y haciendo que se vean bellas en nuestro hogar. En la línea del kintsugi, buscando la belleza de aquello que se rompió en pedazos pero que al recomponerlo adquiere una belleza singular.
Entre todos los diseños de shasiko que he podido recopilar en plantillas, me centro en uno que hace la forma de las olas. Uno de los artistas que se cita en relación con este motivo, es Katsushika Hokusai, que vivió entre los siglos XVIII y XIX. Sus grabados como la serie “Treinta y seis vistas del monte Fuji”, han impresionado por su belleza a públicos de todas las partes del mundo. Así el dibujo de una gran ola fue el que eligió el musico Claude Debussy para que acompañara a su obra musical, La mer.
Para posicionarnos en este panorama tan complejo y difícil, el arte y las artesanías como este Shasiko, no son sólo entretenimientos y momentos de evasión. Creo que sacan de nosotros, en medio del sosiego que nos provocan, lo mejor que tenemos, nuestra humanidad. Mirándonos a nosotros mismos, reflexionando con un trozo de tela, podremos apostar por un mundo diferente, lejos de guerras y de violencia, buscando lo bello y sencillo de la humanidad, puntada a puntada. Mientras bordo cada grano de arroz rezo por Francisco dando gracias por todo su legado de humanidad evangélica y amor a los pobres, en medio de una ola negra al estilo de la de Hokusai , que llena todo de tristeza y preocupación.