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No hay hierba digna de tal flor. Los narcisos

Reconozco mi amor por los narcisos , cada año me gustan mas, creo que tiene que ver con el paso del invierno frio y desgarrado hacia la primavera, el color amarillo tan lleno de potencia, las praderas encharcadas, los jardines que aun están pintados de gris, su aroma floral tan exquisito …

Suele coincidir su floración con el día de San José, otra fiesta que destaca sobre un panorama cuaresmal y gélido, en el que no entiendo que no sea fiesta nacional.

Flores como anticipo de la Resurrección que como primavera volverá a renovar todo. Unos pequeños seres que viene a poner un poco de aire fresco en un panorama de actualidad cada vez mas crispado, atentados por muchos países como fruto de la intransigencia, desafíos soberanistas, problemas de violencia familiar, social y en la iglesia.

Miro los narcisos mientras disfruto con su olor, veo cómo han despertado el interés de muchos pueblos antepasados nuestros desde la Antigüedad. Así lo rastreamos en los mitos y leyendas que se han contado, recogidos de manera bella y completa en libros como las Metamorfosis de Ovidio.

En 2008 tuve la enorme suerte de poder asistir a una exposición antológica del pintor británico John William Waterhouse en la Royal Academy School de Londres. Allí pude ver a Narciso mirándose en el reflejo del agua, mientras la ninfa Eco lloraba su desplante. La metamorfosis estaba allí llena de narcisos con tanto detalle y belleza.  En este cuadro olfateamos las influencias prerrafaelitas, la obra de un joven pintor que demostró todo su interés por la Antigüedad clásica y la naturaleza, con una capacidad de transmitir los mitos, los poemas, cada leyenda.

Todo el componente de auto referencia enfermiza que tiene el termino narcisista, no arranca hasta el comienzo del s. XX con los estudios del médico Havelock Ellis.

No pensaba en todo este perfil de persona con muestras de grandiosidad, necesidad de admiración y falta completa de empatía, el poeta Petrarca cuando puso esta comparación en un soneto a su amada Laura en el s. XIV. La comparación de esta bella joven con la flor iba en el sentido de la belleza y del sentimiento de orgullo que tiene quien la posee como parte de los gestos del cortejo amatorio. Y le dice a su amada: no hay hierba digna de tal flor.

Narciso aparece también en la historia como espejo de belleza, incluso dentro del panorama religioso de naturaleza místico, poético. Así la mexicana Sor Juana Inés de la Cruz tiene un bello auto sacramental llamado “El Divino Narciso” (1689) donde este joven, con nombre de mi amada flor es la personificación de Jesucristo. Narcisos en el siglo de oro español al otro lado del mar.

Narciso es el nombre de muchos catalanes, un santo muy venerado en Gerona desde el s. IV cuando salió de esa tierra para predicar el evangelio a Alemania y los Alpes, instalándose en Augsburgo y convirtiendo a un grupo de mujeres en santas como lo fue Afra. Al volver a Gerona fue martirizado y como de su cadáver salieron moscas en un momento de cambio de sus restos a otro lugar, se le comenzó a representar rodeado de estos insectos en cuadros e imágenes. Narcisos y moscas.

En todo el mundo se disfruta de los narcisos y se utiliza esta flor para festejar días importantes o acontecimientos memorables, así en China simbolizan la buena fortuna. Regalar un ramo viene a dar muy buenos augurios para comenzar una nueva estación.

Este significado se amplia en Japón donde significa también alegría, algo que desde luego comparto. Significa esperanza en Francia y los árabes los utilizan para combatir la calvicie.

Un montón de significados de algo que se llama el lenguaje de las floresdesde que Louis Cortambert lo recogió en su obra en 1819, dando cuerpo a todo el movimiento de la Floriografía victoriana británica, siguiendo el camino de Lady Mary Wortel Montegu y el lenguaje floral turco que ella pudo ver en los harenes de este país cuando vivía allí como embajadora inglesa.

Pero donde me quedo un rato a leer y disfrutar con estas flores, donde me identifico con lo que dice es en los versos de Federico García Lorca: Narciso, / tu olor/ y el fondo del rio. Quiero quedarme en tu vera/ flor del amor, Narciso.Trompetas que anuncian la primavera y tiñen de positivismo cada día.

Articulo publicado en el Diario de Ávila, jueves 21 de marzo 2019

EL SANTO DEL HOMBRE MODERNO

Desde hace años llevo estudiando el sentido profundo del lenguaje de las flores, cómo tienen ese poder de comunicación hondo. He ido descubriendo que son verdaderas palabras, y que nos dicen muchas cosas. Así me encanta explicarlo en los talleres de arte floral que desarrollo.

Frente al lenguaje floral cultural en el que vivimos, se desarrolla otro mucho mas interesante porque con él parece que vamos poniéndonos unas nuevas gafas para interpretar, desde dentro, la vida. Un lenguaje floral personal, que tiene que ver con nuestra propia vida, y donde identificamos momentos, experiencias, ideas, sentimientos, en una flor. En su aroma, forma, color, ….

El día de San José tiene para mi la forma , el aroma y el color de una flor preciosa, el narciso. Amarillo intenso que es un color lleno de potencia espiritual, porque nos hace entrar en otra dimensión visual y anímica. Con su trompeta que es como un oído abierto a mis cosas, realmente como un padre.

Desde hace unos años la pena se adueñó de mi corazón el día 19 de marzo, porque mi padre ya no estaba conmigo. El recuerdo de todo lo vivido y la acción de gracias por su persona me mantiene en pie. Los narcisos me recuerdan algunas salidas al campo cuando era niña de ciudad, y cómo paraba el coche en la cuneta esperando que yo estuviera por ahí sobre los prados encharcados, en la Sierra de Gredos.

Hace también ya unos años, en medio de toda la tristeza por su pérdida, leí en las cosas de Teresa de Jesús, que San José era el padre que podía ayudarme en todo, que » me espantaría» todo lo que me podía llegar a ayudar, tanto en cosas materiales, como espirituales. Que le tuviera por padre y por ayo. Me acerqué a su figura y quedé deslumbrada. No sabemos mucho de su vida, de las cosas que pasaron en su casa de Nazaret, en su taller de carpintero. Ni conocemos una frase que él haya dicho, pero analizando su figura, descubrimos mucho. Es muy sorprendente.

Cuando hablo con los amigos y mi familia de este Santo, les digo que es » el Santo del hombre moderno» que amó y cuidó a María y a Jesús y su familia era muy rara y no entraba en ninguna categoría de familia al uso. El hijo de su mujer no era suyo, y además estaba su concepción bajo una serie de hechos ciertos pero no era posible percatarse  de ellos con los criterios humanos. En fin, un lío, que él supo llevar de manera admirable. Comprensivo, cariñoso, cercano. Dejaba a cada uno su lugar, a María y su vocación, a Jesús y la suya, con casi treinta años en casa sin casarse,  sin tener familia, sin irse de casa.  Pongámonos en una sociedad hace mas de 2o siglos,… Impresiona la imagen.  Les amaba a todos, y estaba siempre confiando en ellos, sin juzgarles, porque si lo hubiera hecho a la manera humana, habría errado. Amar a cada uno en lo que es, y cuidarle.

Nuestras familias necesitan de hombres así, de mujeres así, de personas caritativas, afectuosas, sin rigideces. Que amen lo distinto, y den a cada uno su propio espacio, valorando  cada persona como un regalo para los demás. Trabajadores, cariñosos, cercanos, siempre atentos para ayudar. Realmente es San José » el Santo del hombre moderno». El espejo en el que nos tenemos que mirar.

Feliz día de San José a todos. Feliz día del padre. Este año, lo volveremos a disfrutar rodeados de narcisos amarillos, comiendo rosquillas, reuniéndonos en familia , echando de menos tanto a nuestros padres que ya no viven y sintiendo un nudo muy grande en el corazón. Con narcisos me acuerdo de ti, y pongo toda tu vida, en este padre tan cercano. Así quiero que sea mi oración en este día. Narcisos junto a San José.