SOLO TENDREMOS LO QUE HAYAMOS DADO
Este pensamiento con el que abro mi artículo es de la gran poeta Ida Vitale, de su poema Patrimonio. Desde que ha terminado la Barcelona Mobile Word Congress, tengo como una mala digestión, ¿o será un dolor de cabeza? Y no sólo por el espectáculo lamentable de algunos políticos que nos saben cuál es realmente su lugar en la esfera nacional e internacional, y llevan su mala educación a cualquier parte. Las fotos con esas caras con las que poder escribir una novela de cada una, el rey, Soraya, Ada…parecen tomadas de la Ultima Cena de Milán.
Pero lo que me lleva a este malestar es algo de mucho más peso y que ocupa ya un lugar en nuestras casas, en nuestra cabeza, me refiero a la era digital con todas las innovaciones de los smartphones.
Los teléfonos de ahora son otra cosa, con sus asistentes personales nos van indicando la señalización de un evento, las listas de tareas, incluso las metas. Siri ya forma parte de la familia, y a ella recurrimos para casi todo. Ahora mismo le digo. ¡Oye Siri,! ,¿qué música está sonando ahora?, y me responde al cabo de unos segundos Pagodas por D. Barenboin. ¡Me parece de ciencia ficción!
Ya estamos dentro de la inteligencia artificial, donde los estudios sobre las redes neuronales han entrado sondeando dentro de nosotros, en nuestra psique, deseos, gustos, fobias, placeres, son elementos del estudio.
Mi preocupación es este panorama está del lado de los indefensos, los más jóvenes e inexpertos vitales. Dejamos a su alcance los smatrphones, las tablets y si bien es cierto que algunas aplicaciones desarrollan la rapidez mental, matemática, visual, mejorando el aprendizaje en algunas cosas, hay en todo esto muchas lagunas. Da tanto pánico dejar abiertas las puertas del mundo a unos niños a los que no dejamos ya ni salir a jugar y merendar en el parque más cercano solos. Queremos que lean para educarse mejor, y damos muy mal ejemplo, nuestras casas están barridas de libros, vamos con el teléfono hasta el baño, y pasamos largos ratos incomunicados con los de casa y sobre -comunicados con los de fuera. Se llega incluso a hablar ya de “huérfanos digitales”. Delegando en Siri y en sus amigos a nuestros hijos, como si hubiéramos encontrado nuevas niñeras, me pregunto dónde queda la verdadera educación, la que hace a los hombres ser realmente humanos, me refiero a los afectos, a la línea divisoria entre el bien y el mal, a la belleza de la singularidad que va más allá de los moldes establecidos, al pensamiento crítico.
Tendremos que decir a los jóvenes quienes son los amigos, los verdaderos, no aquellos miles de las redes sociales. Enseñar a vivir de veras, sin necesidad de referir mensajes, de mostrar continuamente quienes queremos ser, y ser quienes en verdad somos, con todas nuestras valías y fallos. Decir a los demás que la conversación siempre está abierta con los amigos, que a cada poco hay que completarla en persona con un café, y así vivir y avanzar por la vida.
Realmente yo soy una persona como dirían los gurús de Barcelona, analógica porque patino mucho con las nuevas tecnologías. Y soy así porque me encantan las agendas y apuntar a mano mis cosas cada día, y poder pasar un rato delante de la agenda de acuarelas de Edith Holden cada día sintiéndome tan afortunada, viendo cómo en marzo ya despuntan los narcisos y los gorriones comienzan a volar racheando en las ráfagas de viento. Y me empuja a salir al campo, más que a pasear, a vivir. Me gusta llevar bolsos grandes donde siempre va algún libro, para pequeños momentos de placer y lectura, y libretas donde escribir un poco, acuarelas para garabatear algo… Creo que la vida hay que vivirla desde nosotros, y hacerlo de verdad y de manera radical, como lo hizo Edith Holden que murió joven y recién casada al intentar coger unas flores que nacían y florecían al borde del rio Támesis entre brotes de nogal.
Realmente estoy tan de acuerdo con este poema de Vitale, si, sólo tendremos lo que hayamos dado/ Y qué con lo ofrecido y no aceptado, / qué con aquello que del desdén reduce/ una vana voz, sin más/ ardiente ántrax que crece/ desatendido, adentro?
Un ántrax que crece por dentro, que explota, que bulle, es la vida y toda la emoción por vivir, y la capacidad de amar que tiende siempre a salir. Algo que ni Siri puede vislumbrar de lejos, lo que somos, nuestra alma y nuestro corazón tan sensible. Y si, sólo tendremos lo que hayamos dado.
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