Entradas

El próximo día 1 de marzo, sábado, vamos aprestar el libro  ” Gredos en amarillo. Guia práctica de decoración con piornos” en Mombeltrán (Ávila), en el espléndido marco del Hospital de San Andrés.

Estaremos en el acto, las dos autoras, Isabel Sanchez -Tejado y yo, María Ángeles Álvarez.

Es un gusto poder dr a conocer lo que ha sido el Festival del piorno en flor, los talleres de arte floral que he desarrollado durante diez años en los pueblos de la sierra de Gredos, enseñando, animando , motivando a ver estas bellas flores silvestres en todo su esplendor y belleza. Lo que nos aportan interiormente y cómo decidan las casas, los ayuntamientos, las iglesias convirtiendo los pueblos en lugares muy especiales, en una fiesta para los sentidos.

 

Durante el s.XIX en Inglaterra se desarrolló una verdadera pasión por los helechos. Una verdadera Pteridomanía.
Eran las plantas mas deseadas por los jardineros, sustituyendo flores y macizos y también eran la inspiración para muchos trabajos manuales decorativos.
Se enviaban hojas de helechos pegados para felicitar el día de san Valentín, para invitaciones de bodas, bautizos. Aparecieron decoradas las vajillas, cortinas, papeles pintados con hojas de helechos
La locura por los helechos llegó a tal punto que se llegaron a esquilmar algunas variedades. !Se llegó a hablar de la necesidad de legislar para protegerlos!.

En la segunda mitad del s. XIX,….! los padres elegían el nombre de Fer, helecho para sus hijas e hijos!, y también en  el nombre de sus casas: Fern House, Fern Lodge, Fern Ville.
Las hermanas Bronte, las reconocidas escritoras de novelas tan famosas como “Cumbres borrascosas” adoraban los helechos. Salian diariamente a dar largas caminatas, para admirarlos, y recolectar sus hojas. Les recordaban los poemas de poetas románticos como  Dorothy y William Wordsworth.

Dorothy , la hermana de Wordsworth recogía los helechos en los alrededores de su casa en Dove, los transplantaba en su jardín para que su hermano se inspirara y pudiera escribir sus poemas. Charlotte  Bronte se fue de luna de miel a ver helechos,…

 


Como los helechos nacían en lugares oscuros y en medio de bosques, en ruinas, tapias, árboles huecos, cercas, sirvieron como imagen de las ambientaciones de los poemas góticos, dentro de un Revival del estilo, en el arte, arquitectura y diseño. Hadas, duendes se reunían en los claros de los bosques llenos de helechos al caer la noche,…

El helecho se contemplaba como una emanación del alma de las personas, espíritu de artista, con una creatividad orgánica total. Ruskin creía que la mano de Dios podía hallarse en los espirales de los helechos florecidos.

En el lenguaje de las flores, una tarjeta con un helecho significaba fascinación

Esta ramita de helecho
te dirá, sin necesidad de palabras
que, gracias a los encantos de tu arte,
tu  semblante modesto,
tu corazón amante,
me tienes felizmente fascinado

 

¡Ten compasión, piedad, amor!… de John Keats

¡Ten compasión, piedad, amor! ¡Amor, piedad!

Piadoso amor que no nos hace sufrir sin fin,

amor de un sólo pensamiento, que no divagas,

que eres puro, sin máscaras, sin una mancha.

Permíteme tenerte entero… ¡Sé todo, todo mío!

Esa forma, esa gracia, ese pequeño placer

del amor que es tu beso… esas manos, esos ojos divinos

ese tibio pecho, blanco, luciente, placentero,

incluso tú misma, tu alma, por piedad, dámelo todo,

no retengas un átomo de un átomo o me muero,

o si sigo viviendo, sólo tu esclavo despreciable,

¡olvida, en la niebla de la aflicción inútil,

los propósitos de la vida, el gusto de mi mente

perdiéndose en la insensibilidad, y mi ambición ciega!

GuardarGuardar

GuardarGuardar

GuardarGuardar

GuardarGuardar

Los cuadros de Jan Brueghel en los versos de William Carlos Williams

 

 

La vista desde el Paseo del Rastro va pasando de una mancha de hielo y nieve a otra, mientras el sol parece deshacer tanto frío tímidamente. Pequeñas figuras se van moviendo como en un tapiz, la imagen de los cuadros de Jan Brueghel el viejo parece renacida mientras camino. Y es que estos días estoy recorriendo una exposición de cuadros de este conocido pintor flamenco en los versos de un gran poeta norteamericano William Carlos Williams en la traducción de Juan Antonio Montiel para la editorial Lumen.

El acercamiento de las artes, palabra y dibujo, y cómo se interrelacionan para conocer mas a los artistas y sobre todo para poder entrar dentro de una obra de arte, es algo que me suscita mucho interés. Así Williams (1883-1963) nos acompaña en una visita a los cuadros de Brueghel ( 1526-1569) haciendo versos y es como si nos susurrara al oído su lectura de los lienzos, poniendo en marcha su poética tan especial basada en la concreción y en la brevedad, transmitiendo frescura en una complicada sencillez estructural. Poeta y pediatra, hijo de una gran pintora Raquel Hélene Hoheb, se esforzó durante toda su vida por depurar su escritura dotándola de un ritmo a base de estrofas de distintos tipos, dando así un pequeño paracaídas formal al verso libre que imperaba en Norteamérica desde Whitman.

La museología se preocupa de buscar formas de expresión de lo contenido en los museos, aportando a los visitantes no sólo información y documentación de tipo académico sobre los autores y las obras expuestas, sino también promoviendo actividades que hagan que éstos puedan bucear dentro de las obras de arte haciéndolas suyas en un viaje artístico propio. Así entiendo los encuentros con personalidades del mundo de la cultura en el Museo del Prado, cuando nos cuentan su visión de los cuadros, su aterrizaje sobre los lienzos.

Algo así hace Williams con los cuadros de Brueghel, describiendo en versos lo que ve, en unos lienzos llenos de personajes moviéndose en escenas ricas que nos describen a la perfección la vida en el s. XVI: las escenas de bodas tan llenas de detalles hasta cómicos, las partidas a la caza sobre paisajes tan nevados como lo que se ve desde nuestro paseo, la recogida del heno, donde estos cientos de personajes se mueven. Y te quedas ahí mirando todo, pasando el rato disfrutando como si estuvieras en esas escenas, por los miles de detalles que observas: un cartel caído, una rama que voltea el aire, un grupo de personas patinando sobre un rio helado, niños en el colegio…. Y recuerdo la impresión que siempre me hace pasar por las salas del Museo del Prado donde se exponen los cuadros del Bosco (El jardín de las delicias, las tentaciones de san Antonio Abad, la extracción de la piedra de la locura), con cientos de personas paradas mirando, descubriendo personajes y detalles, quedándose impresionados de la imaginación del pintor compatriota de Brueghel, con el que éste comparte muchas cosas a nivel pictórico y estético.

Cuando vas pasando por las salas de un Museo de pintura y vas analizando a las personas que como tú están ahí mirando los cuadros, observas muchos tipos. Quizá el mas frecuente es el que disfruta de ser informado como en una clase, con guías humanos o auditivos, moviéndose en masas de un lugar a otro. A este grupo le pasa veloz aquel para el que las salas son lugares de paso rápido donde no detenerse demasiado y salir pronto de la situación. Hay otro grupo que va mirando de manera libre todo, que ya conoce al autor y su obra y que comienza buscar la obra de arte como algo propio, describiendo en su interior aquello que arranca la imaginación, y pone en marcha su poder creativo. En este grupo se incluye nuestro poeta Williams que miraba cada detalle como extrayendo de ellos la piedra de la sabiduría al modo del Bosco. Una sabiduría hecha luego de palabras y versos.

La tarde está heladora en el Paseo del Rastro, las figuras se mueven en un escenario vivo que arranca al cielo todo su potencial de vida y belleza, mientras intento ir encontrado palabras para mis versos, yendo así de palabra en palabra, de ritmo sobre la nieve.

El  panorama es el invierno

montañas nevadas

al fondo del retorno.

 

de la caza se acerca la caída de la tarde

por la izquierda

los fornidos cazadores traen

 

de vuelta la jauría el letrero del mesón

colgando de una

bisagra rota es un ciervo un crucifijo

 

entre sus astas el helado

patio del mesón está

desierto salvo por la hoguera

 

enorme que falsea al viento atizada

por mujeres que se agrupan

en torno a la derecha mas allá

 

de la colina hay trazas de patinadores

Brueguel el pintor

preocupado por todo esto escogió

 

un arbusto azotado por el viento como

primer plano

para completar su pintura

l

 

En medio del camino de la vida errante me encontré por selva oscura

Comienzo este articulo con el inicio de libro mas hermoso de la literatura universal de la mano de Dante Alighieri. Cuando lees estas palabras te sientes ya, en solo una frase en medio de esa oscuridad que todos vivimos y sobre la que reflexionamos al sentirnos en la plenitud de nuestra existencia.

La Divina Comedia es una obra que sigue fascinando a los lectores de todo el mundo, su atractivo es tan grande que parece escrita para ti y olvidas momentáneamente que la escribió un señor florentino nada mas y nada menos que en el s. XIV. Nuevamente la época medieval sale del cajón del oscurantismo en el que la hemos encorsetado en nuestros estudios y aparece llena de belleza, magnetismo y verdad interior.

Quizá una de las características que mas me enganchan a esa obra es este carácter de peregrino en busca de si mismo, esa vida errante llena de lirismo, aventuras y poesía.

El prestigioso medievalista italiano Alessandro Barbero, en un libro de la editorial Acantilado, afronta de manera rigurosa la figura de Dante y nos introduce en la sociedad de la época mediante una documentación exhaustiva, que nos abre de manera inmediata la puerta a la Florencia del medievo. Vemos la composición social y el papel de las familias, la suya dentro del partido güelfo.

Aparece así Dante, cuyo verdadero nombre debió ser Durante, como poeta y escritor que mas que estar recluido en su estudio, se movía en las aguas de la política, en un momento de crecimiento y desarrollo de la ciudad. Un político en activo con un alma de poeta, en busca de un sentido a la existencia.

También en estos días estoy leyendo un precioso poemario de una mujer del s. XIX, Elisabeth Siddal, que también se sintió en la orbita de admiración a Dante dentro del grupo de artistas británicos en la Hermandad Prerrafaelita. La historia de esta bellísima mujer de cabellera rojiza, musa y modelo de los pintores es increible. La poeta y traductora Eva Gallud a abordado su vida y personalidad para traducir su obra poética y nos muestra aspectos increíbles de su trayectoria.  Nació en una familia de ascendencia inglesa y galesa y su padre era comerciante de cuchillos. Se trasladaron a ese Londres que tan bien nos pinta Dickens, donde la miseria vivía por las calles y los niños vagaban por ahí. Debió de aprender a leer y escribir sin mas estudios, aunque desde joven sabemos que leía la poesía de Alfred Tennyson. Cuando con veinte años comenzó a trabajar en una sombrerería, fue descubierta como modelo por Walter Deverell.

Comenzó a posar como musa de una generación de pintores, en una época en la que esto era real, pasando horas en los estudios. Fue la modelo del famosísimo cuadro de Ofelia de John Everett Millais, y estuvo dentro de una bañera llena de agua con velas colocadas debajo para calentar el agua, en pleno invierno, y cuando se apagaron posó durante hora en un agua helada y terminó con una neumonía que será el desencadenante de su muerte.

Al leer su poesía nos encontramos con una mujer delicada, exquisita con un alma muy espiritual y bello, en la búsqueda, como su adorado Dante, del sentido último de la vida, lleno de la melancolía tan en boga en esos momentos. En vida errante, en medio de una selva oscura. Poeta y también pintora que fue algo mas que una celebridad de la época, y se codeaba con los artistas para los que posaba.

Su marido fue el gran pintor Dante Gabriel Rossetti, por cuyo nombre podemos intuir la devoción que su familia tenía por el autor florentino del medievo. Un artista tan brillante como disperso vitalmente.

La Divina Comedia no es sólo una obra clásica, es un texto de culto para muchos lectores porque habla de cosas, reflexiones, que compartimos. El amor a su amada Beatriz es tan mítico como bello, atravesando la realidad y tocando lo sublime a base de versos y palabras.

Buceando entre sus líneas disfrutamos, nos reencontramos y vivimos en espacios llenos de humanidad y belleza. Una lectura fantástica para comenzar este año nuevo que estamos estrenado.

 

 

Poder compartir con tanta gente el amor por las flores, por todo lo natural es algo que me encanta. Coger mis herramientas, el delantal, y encaminarme a Gredos a impartir estos cursos es algo que espero cada año cuando llega la primavera.

Toda esta experiencia, mis clase, y mas de 50 diseños florales para enseñar,  animar, motivar, alentar a todo el mundo a trabajar con estas bellas flores silvestres que son los piornos.

Con enseñanzas prácticas de arte floral para tratar a estas bellas flores como lo que son, seres delicados y bellos que llenan la sierra de Gredos de color amarillo inundando todo con su agreste y dulzón olor.

Aprender a recolectar, a hidratar adecuadamente. Y llegar a ese momento tan importante que consiste en sentarse un ratito y ver qué quiero hacer, cómo lo voy a realizar, dando forma a un diseño floral. Sabiendo si conozco la técnica floral para hacerlo, y calculando el material tanto vegetal como de otro tipo que necesito.

Con todos esto talleres desarrollados en diez años,, la Sierra de Gredos se ha llenado de vida, personalidad y arte. Es un gusto enorme pasear por los pueblos y disfrutar con las decoraciones de casas, ayuntamientos, escuelas, iglesias… y esas localidades se quedan vestidas de fiesta!!! Los familiares y amigos vienen a visitar los lugares decorados, los visitantes se quedan impresionados… es una experiencia única que animo a todo el mundo a disfrutar.

Después de diez años de trabajo en los pueblos de la Sierra de Gredos dando forma al sueño del Festival del Piornos en flor, decidimos hacer un libro que recogiera la experiencia, que motivara a seguir trabajando en este sentido de amor por lo natural dando nueva vida a las áreas rurales, ayudando a reactivar los pueblos, juntando a sus vecinos en la bella tarea de embellecer sus casas.

Este  bello libro , uno mas de la editorial Cuadernos del laberinto, recoge toda la experiencia del Festival del piorno en flor en las palabras de Isabel Sanchez Tejado, artífice y directora de todos las actividades y de María Ángeles Álvarez, florista que desarrolla talleres de arte flora con flores, recogiendo las técnicas mas apropiadas para el trabajo con estas bellas flores silvestres. Contiene mas de 50 diseños florales en acuarelas que tienen el fin último de animar a todo el mundo a decorar, dando pautas, sugiriendo estilos y diseños para que la imaginación de todos vaya en aumento y para que se sigan haciendo decoraciones con piornos embelleciendo los pueblos.

También cuenta este libro con una descripción de las 23 variedades de piornos de  Belén Hernandez de la Torre Brezal, para ir conociéndolos, y un apartado para animar a realizar jardines con piornos sensibles al medio de montaña donde se van a desarrollar de la mano del gran botánico Álvaro Bueno Sánchez.

Por último, recoge  los cuadros y la aportación de la sensibilidad artística y el amor a Gredos del gran pintor abulense Luciano Diaz-Castilla en unas páginas llenas de sensibilidad y belleza.

Se va a presentar en varios lugares, para llegar a todos los públicos.

La primera presentación será en Gredos Nortes, En la Casa de parque de Hoyos del Espino. día 16 de diciembre viernes, 17h.

La segunda presentación será el día 19 de diciembre, lunes a las 17h. en el Monasterio de Santa Ana. Junta de Castilla y León en Ávila.

La rueda de prensa para presentar esta obra va ser el lunes 19 de diciembre, a las 11, 30h.

Después de diez años de trabajo en los pueblos de la Sierra de Gredos dando forma al sueño del Festival del Piornos en flor, decidimos hacer un libro que recogiera la experiencia, que motivara a seguir trabajando en este sentido de amor por lo natural dando nueva vida a las áreas rurales, ayudando a reactivar los pueblos, juntando a sus vecinos en la bella tarea de embellecer sus casas.

Este  bello libro , uno mas de la editorial Cuadernos del laberinto, recoge toda la experiencia del Festival del piorno en flor en las palabras de isabel Sanchez Tejado, artífice y directora de todos las actividades y de María Ángeles Álvarez, florista que desarrolla talleres de arte flora con flores, recogiendo las técnicas mas apropiadas para el trabajo con estas bellas flores silvestres. Contiene mas de 50 diseños florales en acuarelas que tienen el fin último de animar a todo el mundo a decorar, dando pautas, sugiriendo estilos y diseños para que la imaginación de todos vaya en aumento y para que se sigan haciendo decoraciones con piornos embelleciendo los pueblos.

También cuenta este libro con una descripción de las 23 variedades de piornos de  Belén Hernandez de la Torre Brezal, para ir conociéndolos, y un apartado para animar a realizar jardines con piornos sensibles al medio de montaña donde se van a desarrollar de la mano del gran botánico Álvaro Bueno Sánchez.

Por último, recoge  los cuadros y la aportación de la sensibilidad artística y el amor a Gredos del gran pintor abulense Luciano Diaz-Castilla en unas páginas llenas de sensibilidad y belleza.

Se va a presentar en varios lugares, para llegar a todos los públicos.

La primera presentación será en Gredos Nortes, En la Casa de parque de Hoyos del Espino. día 16 de diciembre viernes, 17h.

La segunda presentación será el día 19 de diciembre, lunes a las 17h. en el Monasterio de Santa Ana. Junta de Castilla y León en Ávila.

La rueda de prensa para presentar esta obra va ser el lunes 19 de diciembre, a las 11,30 h, en el taller de flores Donzoilo de Ávila.

 

 

http://www.cuadernosdelaberinto.com/Nebulosa/PIORNOS_GREDOS.html

 

 

Cada día cuando cae la tarde, enciendo una vela de la corona de adviento de la cocina de casa, mi mirada parece que se va a otros lugares y a otros tiempos. Recuerdo al encender las cerillas el cuento navideño que mas me ha conmovido desde niña, el de la vendedora de fósforos de Hans Christian Andersen que me contaba mi madre y yo leía también en un libro ilustrado precioso que teníamos en casa.

En aquellas épocas, los niños sabíamos que los cuentos a veces eran crueles, la endulzada saga de Disney no había comenzado. Que el soldadito de plomo y su bailarina morían en una lumbre y que esta pequeña niña de largos cabellos rubios del cuento, terminaba por fallecer de frio la Nochebuena, congelada en un recodo a la intemperie entre dos casas, descalza, en la heladora Dinamarca del s. XIX.

La lectura de los cuentos de Andersen, la que se basa en los originales y no en las retocadas versiones que aparecen hoy en día, tienen algo que a mi me engancha y conmueve, hablan de la verdad. Cruda, dura y cruel pero así es la vida, y así es la verdadera Navidad para miles de personas en todo el mundo. Las imágenes de los cortes de luz y calefacción en Ucrania, usando estos recursos necesarios para la supervivencia como armas bélicas, nos vuelve otra vez a esta calle helada, y a esta pequeña niña que no puede vender sus fósforos y tiene miedo de volver a su casa, a recibir el castigo por ello, y con una pequeña cerilla encendida, puede soñar con una Navidad llena de calor, de vida familiar, con una mesa repleta de comida caliente.

Y es que la verdadera Navidad está llena de contrastes, de claroscuros. Mientras disfrutamos de reunirnos con la familia, echamos tanto de menos a los seres queridos que no están que muchas veces sentimos el corazón helado y triste. Vemos cuanta gente está sola, ancianos recluidos en sus casas, mendigos en centros de acogida o en medio de la calle muertos de frio. Familias desunidas con escenas de desencuentro en sus salones. Gente triste que no sabe el motivo pero que vive estos días como en esta calle helada, con un pequeño fosforo en su corazón para calentarse.

La vida de Andersen es tan apasionante como sus cuentos, sus poemas y novelas que le llevaron a ser una persona admirada en su época, y que salvaron a aquel niño delgaducho y alto, con una gran nariz, de vivir como esta vendedora de nuestro cuento. Con una madre mendiga, que nos recuerda a esta pequeña niña de los fósforos y un padre zapatero y ausente, que veía en los libros el mundo mágico del que escapar de la miseria, creía que su hijo sólo podría salir de esta situación vital si se educaba. Y así ocurrió, y aunque nunca tuvo una educación esmerada, fue un hombre culto y curioso, que viajó por media Europa, incluida España, pasando un frio terrible en Castilla. Él, como Dickens, relata la vida, y sus cuentos son bellos en sus descripciones porque nos introducen en un mundo real, lleno de estos claroscuros que definen la existencia.

Hoy en día se critica mucho a Andersen y a Dickens, se le da la vuelta a libros, películas e historias para que sean políticamente correctos. Para que no haya nada que pueda ser agresivo para nadie, y esto desde mi punto de vista es algo realmente hipócrita y falto de verdad. A los niños hay que tratarlos como lo que son, seres con inteligencia, y no hay que ocultarles la verdad, la muerte, el dolor, el sufrimiento, sino que hay que presentar todo esto como parte de la vida, sus claroscuros y su belleza oculta.

Cuando estos días nos juntemos en familia y  esté en la cocina preparando el menú, decorando el árbol,  poniendo el belén, me voy a acordar de esta niña, de tantos seres que como ella pasan necesidad, de tantas personas con frio y hambre, solas y enfermas y voy a encender en mi interior una cerilla, una luz de esperanza basada en mis mas profundas creencias sobre la vida que renace cada año en un niño, y que nos hace sentir que podemos construir un mundo mas justo y compasivo en el año nuevo que se inaugura estos días.

Una cerilla se enciende esta Navidad en lo mas hondo, mostrándome el cuento de mi vida, empujando mi corazón hacia delante.

 

Cuando el verano termina y aparece el otoño con tantos días tristes y oscuros en la mirada, me gusta hacer punto con unas agujas gordas. Largas bufandas de colores que parece que me abrigan en los primeros fríos. Mas que por el calor que me dan desde un punto de vista físico, estas bufandas y estos ratos con las agujas me introducen en un mundo cálido y familiar, algo que me une con mi madre y mis abuelas, que me introduce en la historia. Con este pequeño viaje emocional, rompo el duro aspecto digital de la vida actual, donde las reuniones son a través de las pantallas de los teléfonos y las conversaciones se hacen por wattsap.

La actividad de tricotar nos adentra además hasta la prehistoria, cuando comenzaron nuestros antepasados a vestirse con las pieles de los animales mediante el uso de punzones y buriles. En actividades tribales colectivas para poder ponerse algo sobre el cuerpo. Y cómo poco a poco con el comienzo y el desarrollo de las actividades ganaderas y pastoriles, la lana de las ovejas comenzó a utilizarse, mediante largos procesos de esquileo y lavado para obtener los ovillos, usando para ello también la rueca. Desde entonces comenzó a difundirse el trabajo con la lana, siendo la rueca la actividad femenina mas sobresaliente en el ámbito familiar. Nuestra Santa Teresa sabemos que utilizaba la rueca en su celda de la Encarnación como parte del trabajo diario de la comunidad.

En el ámbito monacal, siguiendo las enseñanzas de San Benito, este tipo de trabajo manual con las lanas era idóneo para mantener el alma en la contemplación de lo eterno mientras con las manos se iban dando cuerpo a los ovillos y a los productos y prendas que de él salían en las manos de los monjes y monjas contemplativos. Este aspecto también lo recalca nuestra Santa. Al realizar estas labores manuales podemos meditar profundamente, el ritmo pausado y repetitivo es idóneo para relajarnos y entrar en unidad con lo mas hondo de nosotros mismos.

Curiosamente el trabajo con dos agujas de punto era una actividad reservada a los hombres hasta hace unos siglos. Se creó en el s. XIV el gremio de los calceteros al que para poder ingresar y formarse en sus actividades, tenían que pasar una serie de exámenes y evaluaciones durante nada menos que seis años. Para pasar el examen de maestría tenían que saber hacer una camisa, un gorro de punto cardado, un par de medias y un tapiz de distintos colores, aunque la variedad de piezas era distinta en cada región.

Ya en las ciudades medievales comenzaron a reunirse en unas determinadas calles las personas que realizaban estas labores, siendo las mujeres las que hilaban y los hombres los que sabían utilizar las agujas que tenían distintos tamaños y formas para adaptarse a cada encargo. Se reunían en el gremio para poder defender sus intereses y apoyarse en todo lo necesario, siendo muchas de las cofradías de naturaleza religiosa. Se establecían en los núcleos urbanos y obligaban a todos los que realizaban estos trabajos a regirse por un único estatuto, para controlar la actividad artesanal, evitando la competencia desleal, uniendo sus intereses para la obtención de la materia prima, la lana. Su organización era jerárquica, con maestros, aprendices que no cobrar nada en sus tres años de aprendizaje y vivían en el taller del maestro y dueño de los talleres y de los instrumentos de trabajo. En todo este panorama gremial las mujeres estaban excluidas hasta pasado el s. XVI. Ellas vivían en el campo y vendían sus productos en el mercado local.

El gremio de calceteros prosperó mucho a partir del s. XV cuando cambió la moda masculina y se sustituyeron las túnicas por otras prendas ajustadas y cortas que dejaban las piernas al descubierto y que era preciso proteger y vestir con los calcetines.

Cuando tiendo en mis manos los ovillos de lana y comienzo a mover las agujas siento esa conexión con todo esto, y me siento afortunada por momentos. Bienestar, meditación y relajación mientras voy llenando los sillones de casa de largas bufandas de colores donde recostarnos en las veladas invernales en familia. Recuerdo cómo era mi casa antes, con esas reuniones alrededor de la mesa camilla, y cómo había calor, cercanía y cariño, mientras a los niños nos ponían con las manos abiertas para ir devanando las madejas, entre conversaciones, recetas y tazas de café. Y comenzaban a aparecer los calcetines, las bufandas, los guantes y los jerséis que cada año iban creciendo en tamaño y colores, adaptando la lana a cada uno de los niños que íbamos tan orgullosos con ellos al colegio. El pasado me abraza en estas madejas que en mis manos me calientan.

 

 

Tener un amigo es tener un tesoro. Su amistad transforma nuestra vida porque sabemos que ya no estamos solos ante los problemas, las adversidades, el vértigo vital y los éxitos con su larga capa de pruebas. Sentimos su cercanía, y esto nos hace seguir con nuestro día a día de otra forma, nos entendemos, nos apoyamos, nos conocemos hasta en los detalles mas pequeños.

Teresa de Jesús era una amiga de verdad en medio de su azarosa vida llena de sobresaltos. Y hoy en día sigue siendo amiga nuestra y sobre todo maestra en estas cosas que están tan cercanas y con los mismos mimbres del amor. Maestra de amistad, de cómo estar cerca de los demás y de cómo disfrutar con ellos

Así, cuando Teresa reforma la orden del Carmelo con la fundación de San José en 1562 sabía que además de la construcción de aquel viejo caserón que habían podido conseguir con tanto esfuerzo, tenía que ir levantando otro edificio de naturaleza espiritual mucho más importante, lleno de amistad, confianza, fe y alegría para poder avanzar en la vida con determinada determinación, como un motor que impulsa todo hacia delante.

Teresa aparece en sus escritos pero sobre todo en lo que nos han contado de su vida y en sus cartas, como una maestra de vida, una amiga que pone la amistad como el cimiento de todo su pensamiento. La amistad es la que define su experiencia espiritual, y llega a definir a la oración, lo mas importante de toda su existencia, como un trato de amistad, algo que incluso hoy en día nos parece sorprendente.

Orar según nos dice Teresa, es tratar con quien sabemos nos ama. La amistad se constituye en los cimientos de su vida y de sus enseñanzas, y en esto nos enseña como una maestra.

Teresa fue una mujer muy cercana con todas las personas que estaban a su alrededor, era simpática y alegre, tenía un don de gentes, sabía tratar a todo el mundo y nos enseña cómo conseguirlo. Así podemos ir aprendiendo en sus escritos mayores, en la Vida, en el Castillo interior, en Camino de Perfeccióny en las Fundaciones, pero también en sus otros escritos más breves y sobre todo en sus cartas donde aparece su verdadero rostro humano y en lo que nos cuentan de su vida y de su manera de comportarse y de ser, recogido en los Procesos de beatificación y canonización que siguieron a su muerte.

Hay un Aviso que recogió Fray Luis de Leon  en la edición principede sus obras en 1588, que aunque hoy en día se cuestione la autoría de Teresa, recoge su enseñanza de manera tan clara que no puedo por menos que considerarlo como fruto de su puño y letra y de su propia experiencia personal, la que ha servido siempre de cimiento de todo su pensamiento: acomodarse a la complexión de aquel con quien trata en el alegre, alegre, y con el triste triste, en fin de hacerse todo a todos para ganarlos a todos.

Algo que hoy llamaríamos empatía que nuestra Santa ya ponía en funcionamiento en pleno siglo XV. Hay una expresión suya que recoge totalmente toda esta enseñanza, cuando nos dice que con un amigo, con la persona que tenemos al lado, tenemos que abajarnos, es decir que tenemos que pararnos un poco y mirar al otro y bajar hasta su propia vida, al momento que está pasando para ponernos en su piel  y así podremos entender qué le pasa, nos dolerán sus penas y nos pondrán muy alegres sus triunfos, seremos por momentos uno con él en la amistad y en el amor. Dos términos que Teresa siempre dice juntos, como unidos por las mismas fibras.

Teresa nunca habla de algo que no sea su propia experiencia, de algo que no haya vivido, y la amistad era lo que ocupaba su vida desde la infancia en la concurrida y alegre vivienda de don Alonso y doña Beatriz pegada a la muralla, donde jugaba con sus hermanos y con los niños que vivían por allí como los de la familia de Núñez de Vela. Los amigos y sus hermanos fueron lo mas importante en estos momentos infantiles de juegos y risas. Cuando siendo una niña murió su madre, se refugió tanto en sus amigos que su padre, tan preocupado por educar a sus hijos en la doctrina católica y en los valores de una familia hidalga castellana, no dudó en meter a la pequeña en un convento de agustinas. Era como una especie de internado donde la hermana María Briceño se convirtió en su maestra, en su madre y sobre todo en su primera amiga en el ámbito espiritual, mostrando a esta pequeña niña que eran estos sentimientos de amistad los que iban a formar siempre la urdimbre de toda su existencia.

Frente a su padre que aún desconfiaba de su hija que comenzaba a mostrar una inclinación hacia la vida religiosa, Teresa se apoyó en una amiga que estaba en el recién inaugurado Monasterio de la Encarnación, Juana Juárez, para ingresar en este enorme centro con cientos de monjas que vivían como en un pueblo medieval, libres  de las ligaduras familiares y dedicadas a la oración. Monjas entre las que la joven Teresa comenzó a encontrar a sus amigas, con las que hallar la fuerza para, un día después de la festividad de Todos Los Santos, entrar por las puertas del monasterio, a espaldas de su padre, que se disgustó mucho con la decisión de su hija.

La relación de Teresa con su padre, es una de las páginas más entrañables de todo su legado, cómo se fueron conociendo, y cómo Teresa fue entrando en el alma de su padre, y don Alonso en el de su hija inquieta y andariega, en un profundo amor que dio sentido a sus vidas y que  permitió a don Alonso caminar por las sendas místicas de la mano de su hija. Padre, hermanos y sobrinos que siempre estuvieron en el corazón de la Santa, intentando ayudarlos a todos soportando muchas veces las rencillas familiares y las pujas por los bienes. Entre todos sus familiares la relación de Teresa con su hermano don Lorenzo nos muestra la hondura de sus desvelos y cómo las preocupaciones englobaban también las del ámbito puramente espiritual y místico, con unas cartas bellísimas entre hermanos a las que hay que volver de vez en cuando.

Comenzó a tener amigos y amigas en Ávila, a través de las visitas que las monjas tenían que hacer a las familias que ayudaban económicamente al convento, y también en las animadas charlas en los locutorios. Teresa era muy popular y querida, su alegría y cercanía hacían a muchas personas acercarse a la reja, algo que a ella en muchas ocasiones le causaba mucha preocupación porque se alejaba de sus horas de silencio y meditación, metiendo su mundo en la vorágine de las relaciones sociales y personales. Entre ellas tenemos que recordar a su gran amiga Guiomar de Ulloa, que tanto ayudó en las licencias, en la financiación  y las obras del convento de San José y que presentó a Teresa a un fraile muy delgado y espiritual, de maneras sencillas y muy entrañable, llamado fray Pedro de Alcántara, y allí en la casa de Guiomar se hicieron muy amigos y se ayudaron profundamente a nivel espiritual conectando de inmediato y a nivel práctico también con todos los inconvenientes que tuvo Teresa que sortear toda su vida.

Amigos espirituales de la ciudad de Ávila que constituyeron, junto con sus amigas de Encarnación el germen de la reforma, en sus encuentro orantes y de amistad, donde había personalidades tan especiales y espirituales como Marí Díaz que en ese momento estaba trabajando en la casa de doña Guiomar y que es una gran mística y santa.

Así cuando se fundó San José, aquel día sofocante de agosto, con toda la ciudad de Ávila en contra de un grupito de monjas que se habían desplazado, Teresa tenía que construir lo más importante, su pensamiento recogido en papel para ayudar a sus hijas y a sus amigos a caminar por la vida: todas se han de amar, todas se han de querer.

Puso a la amistad como la piedra angular de esta nueva construcción y todo basado en su propia experiencia más íntima al encontrarse en lo hondo de su alma con el amigo, con Jesucristo, con el que trata de amistad, con el que se siente amada y con fuerzas para transmitir todo esto. La experiencia mística de Teresa es el amor, y así debemos entender a nuestra amiga y sus mensajes, yendo más allá de éxtasis y levitaciones, aterrizando en esta relación de amor y amistad que rodeaba su vida y que nos enseña a caminar.

Cuando conocía a alguien, Teresa que era una mujer muy lista y que sabía que tenía que poner en marcha este proceso de “abajamiento”, hablaba tan desde dentro  contando su propia vida sin tapujos, como hace de manera sorprendente con todos nosotros en sus escritos , que ya quedaban amigos íntimos para siempre, con personas de toda índole y situación social, desde el rey Felipe II que siempre socorrió a Teresa en sus momentos más críticos en relación con las investigaciones de la Inquisición  y en todos los vaivenes de la orden descalza y su relación con la calzada, hasta los carreteros con los que iba por los caminos embarrados de Castilla y Andalucía, sus hijas  siempre con ella pasando frío bajo las telas de la tartana, en ventas desoladas, ríos en crecida, al acecho de maleantes y de ordas de poblaciones enfurecidas por el paso de tanta monja.

La biografía de Teresa está atravesada por miles de amigos a los que ella quería de verdad, así sus cartas nos van descubriendo el trato que tenía con ellos, cómo se hablaban cuando estaban en intimidad, con su padre del alma y confesor Jerónimo Gracián, con Juan de la Cruz el otro pilar espiritual y vital de la reforma al que Teresa siempre vio en su santidad y valía humana. Con sus hijas más queridas, a las que hablaba tan en confidencias, animándolas y a veces reprendiéndolas en otro aspecto de la amistad que Teresa también maneja con autoridad, en la ayuda a mejorar diciendo las cosas que pueden cambiar nuestra manera de ser y de comportarnos, así aparecen figuras de las grandes hijas de Teresa que luego llevaron su legado por España y por Europa, cómo María de San José, Ana de Jesús, Ana de San Bartolomésu última amiga, enfermera, secretaria, sus manos y su corazón.

En estos días de fiestas desde hace años me acerco a Teresa buscándola a ella de verdad mas allá de las imágenes barrocas y la ornamentación festiva.  En ella encuentro a una amiga que me enseña sobre cómo es y cómo debería ser la verdadera amistad apareciendo al momento una carga eléctrica que recorre todo. Sobre cómo debo proceder con los demás, sobre la espiritualidad más auténtica y la materia de la que está compuesta, sobre cómo mirar a los demás y abajarme para ver, sentir y vivir. De cómo sólo se nos pide el amor y sólo el amor en nuestra vida como decía tan bellamente san Juan y cómo la amistad se nutre de la fuente más honda de nosotros mismos. Somos y damos lo que tenemos, lo que descubrimos, lo que ponemos en marcha cada día. Mi amiga Teresa, mi maestra de vida y de amor.

 

Eventos

El próximo día 1 de marzo, sábado, vamos aprestar el libro  ” Gredos en amarillo. Guia práctica de decoración con piornos” en Mombeltrán (Ávila), en el espléndido marco del Hospital de San Andrés.

Estaremos en el acto, las dos autoras, Isabel Sanchez -Tejado y yo, María Ángeles Álvarez.

Es un gusto poder dr a conocer lo que ha sido el Festival del piorno en flor, los talleres de arte floral que he desarrollado durante diez años en los pueblos de la sierra de Gredos, enseñando, animando , motivando a ver estas bellas flores silvestres en todo su esplendor y belleza. Lo que nos aportan interiormente y cómo decidan las casas, los ayuntamientos, las iglesias convirtiendo los pueblos en lugares muy especiales, en una fiesta para los sentidos.