ROMANCE EN VERANO.
UN VERANO EN EL CAMPO. Meditación sobre la naturaleza y el silencio.
Desde hace algunos años pasamos nuestras vacaciones en el campo, desconectados de todo, dejando a un lado el ritmo de vida diario con sus rutinas, horarios y deberes. Sentir por unos días que las horas pasan lentamente, que tienes tiempo para vivir de forma sencilla en medio de la naturaleza, vuelve a cargarte de energía para otro montón de meses.
Y cuando llevas allí unos días, y la cadencia del río parece tu respiración. Cuando sientes que las sombras dibujan tu interior entre los henos, empiezas a vivir en otro estadio tan natural como vital, real : el silencio… la naturaleza te sopla el cuello, la noche parece dormitar sobre el arroyo, la paz envuelve el bosque.
Lo que soy,
lo que siento,
mi cadencia vital,
la cola de un traje de noche lleno de espuma y de reflejos de luz sobre la corriente.
Como nos dice Wallace Stevens ( 1879-1955) de manera tan bella en su poemario » Ideas de orden»,» ninguna cosa sabe la noche de los cantos de la noche…«. Un libro en el que el gran poeta norteamericano se mueve entre la realidad y la imaginación, mientras ambas dialogan.
Ninguna cosa sabe la noche de los cantos de la noche.
Ella es lo que es así como yo soy lo que soy:
y percibiendo esto mejor percibo mi ser.
y el tuyo. Solamente nosotros dos podemos intercambiar,
cada uno en el otro, eso que tiene cada uno que dar.
Solamente nosotros dos somos uno, no tú y la noche,
la noche y yo tampoco, sino tú y yo, solos,
tan solos, tan profundamente a solas con nuestros seres,
tan lejos, tan apartados de las fortuitas soledades,
que es la noche solamente el trasfondo de nuestros seres,
supremamente veraz cada uno con su separado ser,
a la pálida luz que arroja cada uno sobre el otro.
Vivimos en un mundo lleno de ruidos, nuestro pensamiento se enreda en las ondas del televisor, la radio, el ordenador… Nos cuesta salir de esa maraña que no es la nuestra, y aprendemos a seguir otros modos de vivir, de ver la realidad, llegando a sentirlos como propios. Así llego a veces a meter en un cajón del desván de la vida, la capacidad mas genuinamente humana, la auténtica belleza del ser: el raciocinio personal, mi tesoro mas preciado, mi patrimonio íntimo.
Y cuando por unos días puedes volver a sentir el paso de los minutos, el planeo de las libélulas sobre las mentas, el crepitar de la hoguera. Cuando las conversaciones se abren a la naturaleza que te rodea en un diálogo profundo que te devuelve a tu auténtico lugar en el universo, a vivir tranquilo en la piel esta que te acompaña a lo largo de tantos años, sientes por un momento la plenitud de tu existencia. Como un pequeño ser , uno de tantos que es feliz retozando entre las hierbas. Un habitante mas de la naturaleza, enamorado de la luz de la luna que bajo los robles como ducha, se filtra. Enamorado de su luz.
Si, reitero este romance, y pido a la noche, así en un profundo silencio de larga panza de duna del desierto, habitar en mi propia piel y que dentro de ella sepa vestirme siempre aquel vestido que tanto me favorece: el silencio con su larga cola bordada de espuma y los reflejos de luna sobre la corriente.
He cogido mis pinceles y el cuaderno para recoger aquellos pensamientos que el aire parecía revolver entre los henos, el aguacero de lluvias que reparte la garganta en sus cortantes, el polvo suspendido del camino cuando la luz parece ponerse entre las viñas. Para recoger aquella cosecha que regala la vida cuando durante un rato, en silencio a ella te acercas.
Silencio sobre los fresnos
que cargados de chicharras crujen,
Silencio del agua al tropezar en la luz ,
sobre el envés de la hoja de roble que el viento sopla.
Silencio entre nosotros
tejido entre los dos.
Y sí, contigo Wallace puedo decir,… solamente nosotros dos podemos intercambiar, cada uno en el otro, eso que tiene cada uno que dar. Solamente nosotros dos somos uno.
Que buen rato he pasado con tus escritos, enlazando unos con otros
Realmente preciosos
Un abrazo
Maria
!Qué buenos ratos paso con vosotros en el campo!. Mil gracias por tu amistad, querida María.
M. Ángeles.
Esta es una de las publicaciones más hermosas que he visto. Gracias!