Taller de meditación con flores.
IV Congreso de Antropología, Psicología y Espiritualidad. ESPIRITUALIDAD Y SALUD INTEGRAL.
Universidad de la Mística CITeS. CÁTEDRA EDITH STEIN. 4 al 6 de octubre 2013.


El color de las flores
ya pasó en vano
mientras mi cuerpo
pasaba por este mundo
mirando las largas lluvias.
Haiku. Poetisa Ono no Komachi. S. IX.



Desde hace ya muchos años mi relación con las flores naturales y en general con la naturaleza se mueve en un terreno muy especial, …mi propio interior. Más que considerarlas bellos elementos que sirven para adornar o regalar, para mi han sido progresivamente, aliadas para mi vida diaria, compañeras de fatigas y de alegrías, el trabajo, la familia, el stress,…
Y también desde hace tiempo, cada día me sorprendo más de esta relación, por el poder que tienen en mi vida, ayudándome en tantas cosas, curando también heridas y tristezas. Un poder que descubro a menudo y del que me gusta considerarme embajadora, casi profeta : lo natural nos manda mensajes, desde hace milenios, como un canto de sirena , llamándonos a ser un poco más sencillos, el hombre ligado a la naturaleza que sobre ella ha vivido, luchando, amando y sufriendo durante tanto tiempo.

Y la otra tarde en medio del Congreso de psicología y espiritualidad, entre ponencias llenas de conocimientos y estudios de expertos psiquiatras, profesores, enfermeros,… pude comprobar una vez más este poder. Nos sentamos en el suelo alrededor de una lámpara de maderitas que había llenado por la mañana de hojas otoñales, hiedras, ramitas de parthenocisus, violas y coleos. Y la luz en haces parecía que bañaba el aula de la universidad. Dejamos que estas queridas amigas, las margaritas, las ramas del castaño y del manzano, calabacitas, las gypsophilas rositas, melissas y mentas, ramitas de parra, eucalipto, liliums y rosas amarillas, nos miraran un rato . Poco a poco al ritmo de la música, comenzamos a dejar que su aroma, el precioso color que sobre los pétalos se mueve , el tacto aterciopelado tan sensual, nos llevara un lugar increíblemente bello, poco transitado y secreto: nuestro propio interior. La respiración iba como colgada de cada estrofa musical, flotando sobre nosotros que con una flor en la mano comenzábamos a disfrutar. Y en mi mano una margarita, y en mi alma mi propia pradera llena de hierba. Un lugar de verdura vestido… qué es la hierba para mí. El emblema de mi carácter, al menos así lo siento de la mano del querido Walt.

Un niño me preguntó: ¿Qué es la hierba?,
trayéndola a manos llenas,
¿Cómo podría contestarle?
Yo tampoco lo sé.
Sospecho que es la bandera de mi carácter tejida con esperanzada tela verde.
O el pañuelo de Dios,
Una prenda fragante dejada caer a propósito,
Con el nombre del dueño en alguna punta,
para que lo veamos y lo notemos
y nos preguntemos, ¿de quién?
O sospecho que la hierba misma es un niño, el recién nacido de la tierra.
Walt Whitman. Hojas de hierba.



Poco a poco, sobre la pradera recién nacida, la flor que en mi mano estaba comenzó a cambiar de naturaleza, a flotar imprimiéndose en mi interior , quedando allí marcada, tatuada para siempre. Lo efímero de su naturaleza se convirtió en eterno en mi corazón, liviana y etérea como un pensamiento, como el amor , como una mariposa . Su forma, su bello color morado, sus pétalos tan crujientes, el olor a haba de guisante, el bamboleo de las gotas de agua que en su corola rezagadas aún vivían. Y pude decir en mi interior como Ono “ el color de la flor ya pasó, de veras, y lo disfruté en cada suspiro, …mi cuerpo, mi alma y mi corazón vagaban por encima de la pradera de hierba que sobre el aula creamos, el heno y sus regueros, mirando las largas lluvias, y suspirando por vivir ya siempre así, empapada.



Hicimos un ejercicio valiente y arriesgado, poner estas vivencias que en nuestro interior se marcaron , en palabras, sentimientos fusionados con flores, deseos, amor y mucha dosis de verdura . Y nació un idioma universal que como la música llega a todos sin importar su lengua y país, religión o cultura, el lenguaje de las flores. Intuitivo, fresco y natural, sencillo y generoso, siempre dispuesto a arrancar sentimientos delicados en nuestro interior. Y espiritual como las flores de las que como espora , nace cuando tranquilamente nos sentamos en esta pradera a disfrutar de verdad. Y mi margarita, en mariposa se iba convirtiendo, flotando por ahí, permitiendome disfrutar de este proceso, de esta metamorfosis : convertir a flores en mariposas,… etéreas y bellas , libres sin tallo, raíz o sustrato. Un sueño de florista.


“Y pasaba por este mundo”…


Al día siguiente me fui a Gredos a acompañar a un amigo pintor que recibía un premio. Cogí el coche, puse la Cantata nº 56 de Bach bastante alta y me marché, subiendo y bajando meandros y curvas en una carretera que directamente llegaba, como en una autopista al cielo azul que entre nubes como rayadas se quemaba con los últimos rayos, muy grises. Y mi meditación sobre la pradera, el campo en ráfagas de avenas silvestres parecía resplandecer quemándose, y la pequeña margarita que como pensamiento en mi interior florecía, parece que despegó como en un vuelo de ala delta , así, sin motor. Estaba allí lo espiritual , con lo que los científicos, profesores y médicos del congreso dialogaban intentando buscar su relación con la medicina mas tradicional. Aquello que constituye nuestra esencia humana, donde habita el pensamiento, el amor, la belleza , la música y la poesía. Allí donde desarrollamos nuestra capacidad humana mas brillante, la creatividad, haciendo crecer una montaña en medio de un campo quemado, una bella anemona en la mano y el corazón de un amigo, el descampado sembrado de crocos entre gasolina. Deslumbrados por tanta belleza natural que a nuestro lado vive, los líquenes que verde amarillentos al granito muerden. Considerar que somos seres espirituales, nos abre las puertas de la sanación de nuestro interior, porque cuando nos hundimos hasta la rodilla en esta pradera tan mojada que chorrea sintiendo que no podemos con nuestro propio caminar, sabemos que tal vez un remedio junto con la medicación y el tratamiento médico, consiste en arar muchas veces nuestro interior, arañando muy dentro, fumigando para envolver cada problema, sembrando amor entre las basuras para poder recolectar un poco, aprendiendo a vivir en nuestro jardín interior. Para intentar encauzar las aguas que en forma de tormenta arrasan a veces nuestra vida y nos llevan a la tristeza y al mayor de los desamparos. Así mi viaje,..



Cantata BWV 56. 1726. Bach.
Mi viaje por el mundo
es como el de un barco:
Aflicción, sufrimiento y angustia
son las olas que me rodean
hasta la muerte
y que me espantan cada día.
Pero el ancla que me sostiene
es la misericordia
con la que Dios siempre me alegra.
El me dice:
¡Yo estoy contigo,
no te voy a abandonar ni a descuidar!
Y cuando la furia de las olas
llegue a su fin,
entonces bajaré del barco en mi ciudad,
que es el Reino de los Cielos,
en donde con los justos
seré libre de tantas tribulaciones.
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Al escuchar esta preciosa Cantata de Bach, parece que nos encontramos como enredados en su fraseo, el movimiento sinuoso del oboe, y lo cálido de la voz del barítono, el sonido tranquilo del clave. Y en mi cabeza se repite esta melodía como si de un disco de vinilo se tratara, unido a este viaje tan apasionante, … la sensación de ingravidez que como hojas sopladas por un viento de montaña sentimos cuando ascendemos a la parte mas alta y azulada de la sierra. Ton Koopman, el director de esta interpretación, es holandés y uno de los especialistas en Bach del momento, organista también y clavecinista. Ha grabado el ciclo completo de las cantatas de Bach, para que disfrutemos de la creatividad, originalidad y arte supremo de este músico genial, al que cuanto mas le conoces, mas le admiras.
Un taller y un congreso muy especiales, donde el intercambio de conocimientos se funde con la convivencia entre personas y profesionales que buscan respuestas a los enigmas de la vida, intentando ayudar a los demás , entendiendo al hombre de manera holística donde junto a lo físico pongamos lo espiritual, .. lo que nos hace disfrutar de una sencilla margarita, nos permite volar sobre la cumbre de la montaña , sintiéndonos seres sencillos, mariposas entre hierbas.

