Me he perdido muchas veces por el mar.
Festival del piorno de Gredos.
Articulo del Diario de Ávila. 9 de junio. 2016.
Así comienza un poema de Federico García Lorca, del poemario, “ Del diván del tamarit”. Y tomo esta imagen y transformo ese mar que se pierde en el horizonte de la mirada, en amarillo, el olor a salitre se vuelve dulzón y agreste, y ambos mares se dan la mano en cuanto sábanas que a todos nos envuelven.
Iba el otro día a la Sierra de Gredos a disfrutar un año mas del “ Festival del piorno en flor”, con la mirada perdida en amarillos, y vagando por ahí. Y pese a haber enseñado a tanta gente a trabajar con ellos, contagiando mi pasión por las flores silvestres y los paisajes de montaña, no podía ni imaginar lo que me iba a encontrar: siempre me sorprende. Los pueblos estaban engalanados de amarillo, de las casas caían piornos en ramas, las iglesias, las fuentes, los puentes, se llenaban del color de este mar. Los vecinos transforman con sus manos, su esfuerzo y su imaginación los pueblos y nos hacen sumergirnos con ellos, haciendo de estos días una verdadera fiesta que aúna a todos en labores comunales, y crea vínculos entre ellos nuevos, reforzando el amor por sus raíces, la sierra que los ha visto nacer, y el piorno que servía de tejado a su casa. Su sábana agreste.
Cuando hace unos años pensamos en hacer del espectáculo de la sierra florida de mayo y junio, un referente turístico que salvaguardara los meses mas flojos en la afluencia a la sierra de Gredos, no podíamos ni imaginar que aquel sueño llegara a ser lo que hoy en día todos podemos disfrutar. Ese sentimiento que creía personal de amor por los piornos, y verdadera devoción por lo natural que envuelve su floración, fue tomando cuerpo, me lanzó a compartir mi visión de la naturaleza como fuente de bienestar personal, motor de crecimiento personal y dinamizador social, un nuevo camino amarillo y lleno potencial. Una verdadera revolución que tiene en el piorno, su bandera.
Año tras año he desarrollado talleres en los pueblos, he conocido a tantas personas con las que comparto el amor por lo silvestre y auténtico de la vida rural, técnicas de arte floral, diseños, nuevas propuestas pero sobre todo siempre pongo en mi aportación ,emoción y vida natural, amor por nuestras tradiciones y costumbres , avanzando por el lenguaje de las flores y todo su potencial comunicativo.
Y ese mar, ha ido creciendo, y las olas vuelven a nosotros a revolcarnos de la impresión, como la que siento al llegar al pueblecito de san Bartolomé de Tormes a 1.700 metros de altitud y ver que prácticamente todos los vecinos , algunos vestidos con los trajes antiguos, han decorado sus casas, la fuente, las iglesias, hasta los coches tenían ramas de piornos. Que sacan sus enseres mas queridos como frutos de oficios y quehaceres del pasado, para poner ahí sus raíces y sentirse orgullosos de vivir en esta sierra ahora toda florida. Se convierten las calles en lugares de reunión de las familias, y la fiesta comienza a resbalar en todas las ventanas decoradas con piornos, peonías y otras bellas flores silvestres.
Leyendo en estos días a Unamuno, en sus palabras sobre Ávila, encuentro la explicación a este fenómeno que veo que va creciendo, ola a ola. Vamos a estos lugares, que son realmente “ casas” mas que pueblos rodeados de este mar de piornos , y lo que en principio pensábamos que íbamos a hacer, “ matar el tiempo” de un día de fin de semana, se transforma y mas que matar lo que hacemos es resucitarlo. Con ellos nos hundimos mas que en el pasado , considerado esto como superado, en sus raíces que son las nuestras también. Los vecinos nos sumergen en todo esto y con ellos nos vemos hasta el fondo del alma, y en este caso de manera festiva, llena de flores y de olor dulzón. En este espejo del pasado, con Dº Miguel creo que podemos encontrar nuestro porvenir como pueblos, como abulenses. Las líneas de progreso auténticas y de verdad, amando y respetando nuestra naturaleza, y forma de vida.
Dice Federico García Lorca , “Me he perdido muchas veces por el mar/ con el oído de flores recién cortadas/ con la lengua llena de amor y de agonía./ Muchas veces me he perdido por el mar/ como me pierdo en el corazón de algunos niños,…
Encuentro en este mar mi lugar en medio de la naturaleza que se me regala, mis raíces entre estos amigos, el taller de mis flores se llena del color de mis sueños. Y siento que puedo empezar a conjugar un nuevo verbo nacido en Ávila, para designar algo que hemos creado entre nosotros, único, genuino y lleno de autenticidad, el verbo “piornar”: amor por los piornos y todo lo que con ellos podemos hacer, creando y compartiendo. Estos días yo lo recito como un nuevo verso,…. Piornando siento que me pierdo en este mar/ y que en estas sábanas, me arropo.
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