LLAMADA VIVA, … quedarse al margen.
Meditación bajo un árbol al borde de un arroyo, con las palabras de Ida Vitale en su poema ” Llamada viva”, y el aria “Tu del cielo ministro electo” del oratorio de Haendel ” el triunfo del tiempo y del desengaño”, en la interpretación de la soprano Natalie Dessay.
Al comenzar a leer el poemario de Ida Vitale ” Reducción del infinito”, me ocurrió algo que nunca antes me había sucedido con un nuevo libro, mientras avanzaba por las palabras y versos de ” Llamada viva” supe que ya de allí no quería moverme, al menos en unos días. Palabras y versos llenos de belleza interior y pureza formal, desprovistos de toda ornamentación que se ciñen a lo que quiere decir, dejando que eso sea el protagonista de todo, sin adjetivos superpuestos, sin metáforas demasiado coloridas. Versos que parecen moverse como si fueran haikus japoneses y que puedes leerlos de manera individual, como formando con cada uno un piso de vegetación entorno al árbol que es el poema en su conjunto. Pero que si los lees juntos, haciendo alianzas entre ellos, tendiendo lianas y ramas, resultan deslumbrantes, dando poco a poco las pincelas de esta llamada que en la lectura se vuelve como dice Ida,viva. Un árbol centenario al borde de un arroyo de montaña.
Hay siempre una imagen que parece que te agarra tirando de ti en esta escalada, en este caso el primer verso ” PONERSE al margen”, realmente viene muy bien casado y rimado con mi propia vivencia estos día. !Oh, si,… qué descanso,… ponerse un poco al margen! Durante días vengo con este verso dandole vueltas, y con flores en el campo he ido poco a poco meditando sobre él. Volver a uno mismo, al margen y allí ver cómo va pasando el tiempo acompasado. Como a veces se para como el reflejo en el arroyo cuando se remansa, y como otras muchas veces te arroya con el ritmo vital ese que galopa sobre los días y los envuelve. PONERSE al margen,…
PONERSE al margen
asistir a un pan
cantar un himno
Menoscabarse en vano
abrogar voluntades
refrendar cataclismos
Acompañar la soledad
no negarse a las quimeras
remansarse en el tornado
Ir de lo ceñido a lo vasto
desde lo opaco a la centella
de comisión al sueño libre
Ofrecerse a lo parco del día
si morir una hora tras otra
volver a comenzar cada noche
Volar de lo distinto a lo idéntico
admirar miradores y sótanos
infligirse penarse concernirse
Estar en busca de alma diferida
preparar un milagro entre la sombra
y llamar vida a lo que sabe a muerte.
IDA VITALE ” Reducción al infinito”.
A veces los versos trazan ramas con otras cosas, con la naturaleza que viva aparece bajo los árboles en un rato de contemplación silenciosa de la vida. Ramas que entran en nuestro interior arañando a su paso nuestro sentido que se acaricia y se raspa con ellos. Con el cielo que se pone rojo y caliente entre los tejados de la mirada. Ramas que agarran el corazón y lo oprimen exprimiendo aquella agua que con la del arroyo quiere marchar hacia abajo, a desembocar a algún mar en otras tierras. Ramas que enredan sus hojas en la música esa que no deja de sonar por dentro del tronco al que me agarro, en este aria del oratorio de Haendel ” El triunfo del tiempo y el desengaño”. Música para navegar y anclar este barco en forma de poema. Alma diferida que llama vida, a la raíz y la corteza vieja que sabe a muerte. Alma diferida, sobre esta llamada viva al borde del arroyo de la montaña.
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Una llamada, que nos hace, bajo las ramas, elegidos del cielo que arriba se raya, construyendo en nosotros un puerto donde aparcar por un rato nuestro acelerado ritmo diario. Donde agradecer la sombra que refresca el espíritu, donde arraigar , ofreciéndose a lo parco del día, cultivando en el proceso, un nuevo corazón.
Ida Vitale, nació en Montevideo en 1923. Estudió humanidades y tuvo como maestro a José Bergamin. Profesora de literatura exiliada a Mexico y Texas, ha publicado multitud de poemarios y ha merecido muchos premios, el último el Reina Sofía de Poesía. Con una manera de escribir limpia y luminosa, se la considera sucesora de Mallaré y de su admirado Juan Ramón Jimenez. Vida, entre ramas con ética, poesía y hondura de corazón.
Realmente creo que para sentir esta llamada y que sea viva, debemos estar al margen, pararnos un rato largo, admirar miradores que al cielo entre las ramas se abren y sótanos del alma, para morir a tantas cosas y nacer cada día entre las hojas y las cortezas secas. Yendo en ello de lo opaco de mi ser a la centella que en lo alto prende las ramas como quemándolas al pasar. Acompañando a la soledad esa que construye las quimeras de senda sinuosa que tanto miedo nos da transitar. Soledad que hornea el pan de cada día y que nos hace cantar himnos con este árbol- poema que en ramas, hojas, cortezas, … músicas, aguas en correntía, soles entre las ramas, centellas que se enredan, palabras, versos, se eleva … Soledad como la tuya, para quedarse a ratos, al margen.
Un poema tan alto. Un aliso centenario en la ladera de un río.Y la suave sensación de vivir por momentos entre tus raíces llenas de hojarasca.
Gracias Mª Angeles
Precioso y sugerente de muchas reflexiones desde el margen
Pararnos un poco y si puede ser al lado de un río, con un poemario tan precioso como este, mucho mejor. Un saludo, María. Gracias !!