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Hasta hace poco no sabíamos que unos frutos parecidos a los limones pero mucho más grandes y olorosos que nacen en la finca al sur de Gredos, eran cidras. Una fruta apreciada desde la Antigüedad por su aroma y que también se ha usado como medicina y alimento.

Estábamos admirando la caja de cidras cuando una noticia se cruzó en la cocina de casa: hay una nueva exposición del Museo del Prado con el único bodegón que pintó Zurbarán y que se encuentra cedido por el Nortor Simon Museum, de Pasadena, California.

El cuadro con las cidras que podemos visitar en el Museo hasta el 30 de junio está provocando en los visitantes una sensación parecida a la de los otros cuadros del pintor extremeño: admiración y silencio. Su lenguaje pictórico a base de luces y sombras sobre fondo negro, levanta la imagen dando a todo un aspecto que se sale de lo cotidiano. Siento que la respiración se para un rato en medio de las figuras.

Zurbarán pintó este bodegón con cidras, azahar, naranjas y una rosa, a los 35 años mientras estaba ya enfrascado en la realización de sus grandes obras sevillanas para el convento dominico de San Pablo, con su famoso Crucificado y las del convento de Santo Tomás donde está la Apoteosis de Santo Tomás de Aquino.

Según Javier Portús, jefe del Departamento de Conservación de Pintura Española del Prado, el descubrimiento de este cuadro de Zurbarán ha dado un nuevo matiz a la lectura de su obra repleta de figuras de frailes y devotos. Nuevamente se acerca a lo divino y sacro mediante el trabajo minucioso, en este caso en las frutas que parecen salirse de la realidad destacándose de un fondo negro.

Al mirar el cuadro detenidamente podemos admirar la limpia distribución de los materiales, las cidras, las naranjas en la cesta con la rama de azahar, la rosa. Los sitúa en una línea compositiva con cadencia para que el espectador pueda admirar cada una de ellas de manera individual. Siete años antes de realizar este bodegón, pintó el cuadro conocido como “Curación milagrosa del beato Reginaldo de Orleans” y allí también dibujó una taza con agua y una rosa que tiene similitudes con este bodegón que admiramos en Madrid.

Esa distribución de las figuras de las frutas, la iluminación tan depurada sobre la negritud del fondo nos da pie a tener sensaciones íntimas que transcienden, envolviendo todo el conjunto en una esfera de naturaleza mística.

El empresario y filántropo norteamericano, Norton Simon, adquirió el cuadro en 1970 para regalárselo a su esposa, la estrella de Hollywood Jennifer Jones, conocida por su participación en la pelicular “Duelo al sol”.

El zumo de las cidras, así como de naranjas y limones junto con el agua del azahar, fue durante siglos un remedio natural para combatir algunos síntomas como la eliminación de gases, para el insomnio, relajar músculos y purificar el hígado. Recuerdo a nuestra Santa Teresa y cómo recomendaba a sus monjas este remedio, como nos muestran sus cartas, en especial las que envió a la hermana María de San José en 1577 cuando estaba en Sevilla.

Poder centrar la mirada en lo que nos rodea y contemplar su belleza única, es algo que debemos hacer, tal y como Zurbarán nos muestra.  En este sentido apuntan algunos artistas a lo largo de los siglos, estoy pensando en los bodegones de Antonio López, con sus membrillos, elegidos de manera cuidadosa y pintados de forma magistral para recoger toda su belleza, esa luz que aparece en su cuadro, “Sol del membrillo”.

La pila de la cocina se llena de cidras y mientras las coloco con detenimiento, un bodegón parece levantarse frente a la luz del jardín, y un fondo negro que emerge en mi interior hace que sólo vea la sutil belleza que las constituye y puedo sentir que el sol de Las Cinco Villas aún está impregnado en su rugosa y olorosa piel. Arte con mayúsculas entre mis manos,  oloroso y ácido, aquí en Ávila.

A veces en la vida encontramos personas que nos impresiona conocer. Aquellas que nos hablan en nuestro propio idioma interior, sintiendo una empatía inmediata. Mas allá de las palabras, la experiencia y la vida parece que se unen en un choque de trenes de alta velocidad, y ya nada vuelve a ser como antes. Nos reconocemos entonces con los ojos interiores, los del corazón, sintiendo que la soledad y la incomprensión que nos atenaza, comienza a volar y a marcharse como una manada de grullas sobre el horizonte.
Corría el año 1560 y en medio de un calor sofocante de agosto, en la fresca sala del palacio de Doña Guiomar de Ulloa en Ávila se conocieron Teresa de Jesús y Pedro de Alcántara. Dos personas inmersas en ese momento en un mar de emociones y expectativas. Dos personas que soñaban, cada una en su propio convento, con una vida religiosa más auténtica donde la experiencia y el amor de Dios pudiera construir un nuevo mundo, abriendo nuevas expectativas a la fe, a la caridad y al amor. Dos personas que sentían sobre sus espaldas la fiscalización social y religiosa, aunque en este momento a Pedro ya se le consideraba un verdadero santo y su opinión sobre la monja abulense Teresa era tenida en consideración.
Frente a la sintonía que Teresa sintió con Pedro al comenzar a hablar, se asentaba todo un panorama vital dominado por unos confesores que fiscalizaban sin piedad su vida, poniendo al lado de su experiencia mística la sombra del Maligno. Hombres que miraban la vida mística de las mujeres siempre bajo la censura y la crítica, en un momento en el que la Inquisición y su hoguera estaban al acecho.
La familia de Guiomar era  amiga del santo, su esposo Francisco Dávila señor de Salobralejo había estado siempre al lado de Pedro ayudándole en la fundación de un convento alcantarino en sus propiedades zamoranas de la Aldea del Palo. En este año de 1560, ya viuda, Guiomar solía preparar en su palacio reuniones con amigos espirituales donde comenzaban a dejar que el espíritu les uniera, planeando nuevos panoramas, llenando todo de entusiasmo y ánimo, queriendo transformar todo aquello que interiormente veían como caduco y viejo por nuevos aires místicos y espirituales. Era la continuación de otras conversaciones que habían empezado en la celda de Teresa de Jesús en la Encarnación, donde con amigas, parientes y otras monjas amigas, se sentaban en círculo, rezaban y pedían luz para transformar todo aquello que veían ya pasado, soñando con un cambio profundo al que luego se le dio el nombre de reforma de la orden del Carmelo.
Guiomar era para Teresa su amiga del alma, aquella que siempre estuvo a su lado, ayudándola en todo. Al hacer posible el encuentro con el santo alcantarino, puso en manos de su amiga las claves de su propia vida espiritual, porque desde ese momento Pedro se convirtió para Teresa en un aliado, el que llevaba las riendas de ese caballo desbocado que era su espíritu, tan encadenado y juzgado por tanta gente.
Teresa tenía una capacidad de percepción psicológica de las personas espectacular, algo que fue vital en toda su futura vida como fundadora, tal y como podemos ver de manera clara en todas sus cartas, donde aparece su propia personalidad y estas pinceladas psicológicas de las personas que la rodeaban están presentes. Así cuando conoció a Pedro, pudo ver su interior profundamente y describió su alma como construida a base de raíces de árboles. Una bella comparación de naturaleza poética que nos habla de la mirada contemplativa de nuestra Santa y de la personalidad enraizada y fuerte de su nuevo amigo Pedro.
Cuando te montas en el coche y te vas adentrando en el espeso bosque que conduce al Monasterio de San Pedro de Alcántara en Arenas de San Pedro, Ávila, tienes la sensación de volver a oír a Teresa hablar de las raíces de esos árboles que te dejan tan pequeño y maravillado. Las raíces de Pedro que inmortal permanece en su espíritu con nosotros. Un santo que hacía enraizar los sueños espirituales de sus amigos porque reconocía el ambiente y la niebla, las lluvias y las sequedades del bosque en el que vivía su alma. Un santo que aún hoy en día sigue llamando a miles de personas a ir a su encuentro en este bello rincón abulense y que es el santo para un pueblo que le venera, el de Arenas De San Pedro.
Subía y bajaba los puertos de Menga y del Pico andando con calores y nevadas para ir a ver y a hablar con Teresa y sus amigos, en medio de una vida ascética llena de rigor y enfermedades. Pero el ímpetu de ayudar a los demás era más grande que sus dolencias y podía dejar la camilla del Hospital de San Andrés en Mombeltrán para emprender otra caminata. Entre Pedro y Teresa construyeron nuevos panoramas espirituales, escribiendo y dando testimonios de vida y de fe que aún hoy nos conmueven, y las cartas que se mandaban llevan entre las letras escritas mucha amistad y ternura, comprensión y vida compartida que como aire sentimos que fluye entre nosotros al leerlas. Un Santo hecho de raíces y una Santa que construía castillos de cristal en el aire, viviendo aquí entre nosotros.

Vivimos días muy complicados. Este nuevo año 2021 comienza tan cargado de problemas como el anterior que nos dejó desconectados y llenos de ansiedad. En medio de tanta incertidumbre buscamos la manera de llenarnos de paz para poder continuar con nuestra vida, para poder sentir que somos nosotros los conductores de nuestra existencia y no simples viajeros forzados en un furgón.

Recuerdo el momento en que comencé a meditar como un rayo de luz en medio de mi vida. Cogí las riendas de mi propio interior de una manera revolucionaria, sentándome en silencio y respirando, sintiendo que esto que comenzaba era un regalo que iba cambiando todo.

La meditación es algo más que una practica en moda, mucho mas que una actividad de ocio ligada al consumismo del bienestar. Supone entrar en un camino nuevo que va a ir integrando toda nuestra vida, cada momento, diluyendo las barreras nítidas entre la meditación y la vida.

Las practica de meditación tan de moda hoy en día están relacionadas con el ámbito de otras espiritualidades, sobre todo con las orientales como la budista.  El mindfulnes que hoy practican millones de personas en todo el mundo, que hasta las empresas utilizan para aumentar la productividad de sus empleados creciendo en su bienestar personal, es también una adaptación de las practicas budistas en especial del Vipassana, con influencias como el budismo Zen vietnamita de Tich Nhat Hanh. Se basa en la creación de unos espacios donde pueda surgir la atención plena, focalizando el momento presente sin juzgar, sabiendo qué está sucediendo en tu mente.

Cuando veo la gran cantidad de personas de todo el mundo que van descubriendo las ventajas de la meditación, me sobrecoge pensar que el ámbito de la mayoría de estas prácticas se halla lejos de la espiritualidad cristiana, sobre todo pensando que en occidente la mayoría de las personas han sido educadas y han vivido en familias cristianas. Y este planteamiento sé que tiene como origen el conocimiento que voy adquiriendo cada día de las palabras y enseñanzas de nuestra Santa Teresa.

La plenitud personal se forja al abrirnos a lo Eterno que nos habita. Mas que practicas o rituales lo que nos brinda Jesús es un modo de vida basado en el amor. Y para poder vivir plenamente tenemos que conocernos a nosotros mismos mientras nos sentimos mirados por esa Luz que nos habita. Teresa de Jesús nos abre este camino de la oración de una manera verdadera, sin normas ni procedimientos. La meditación para ella arranca del “conocimiento de si “mirándonos en los ojos de Jesús. Cambiando la existencia a base de momentos de oración consciente, volviendo en silencio al lugar del encuentro que abrió la puerta de todo para saltar de lo meditado a lo contemplado, cuando así ocurre como don.

Frente a las meditaciones budistas, las de Teresa están llenas de presencia y de vida compartida. No es sólo el individuo que sentado se enfrenta al panorama de sus pensamientos, deseos, sensaciones sino que va poco a poco conociendo su interior para poder vivir de manera mas satisfactoria y feliz. La meditación en Teresa está habitada, y transforma la vida en el amor hacia los demás, en el camino de lo que nos dice Jesucristo.

Tenemos por tanto en nuestra Santa una maestra de meditación auténtica, que nos habla desde su experiencia, detallándonos cómo ha sido ese viaje al centro del ser. Una palabra que estamos hoy demandando por tanto estrés y ansiedad con los que vivimos en estos días, que tiene que ver con nuestra espiritualidad, creencias y cultura. No necesitamos buscar en oriente lo que Teresa nos explica en nuestra lengua, aquí en esta tierra en la que ella vivió todo lo que nos cuenta. Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa…Las palabras de Santa Teresa parecen escritas para estos días tan complicados.

 

 

Cecilia del Nacimiento (1570-1646) es una poeta excepcional que vivió toda su vida en un convento de clausura como hija de Santa Teresa de Jesús.

Sus poemas se ha confundido durante muchos años con los de San Juan de la Cruz por la belleza de su rima y lo depurado y fino de su composición, impregnada de una profunda espiritualidad fruto de una vida mistica.

Ingresó en el Convento de Valladolid con 19 años, y allí se leía y se copiaba al Santo y Cecilia se chocó de frente con las obras de Juan que seguramente la impresionaron muchísimo.

Hija de una familia ilustrada, educada en música, dibujo, caligrafía ya que sus antepasados fueron calígrafos , interesada en la astrología y humanista en contacto con la obra de Luis Vives.

Sigue a San Juan en la forma pero muestra su propio estilo y su fondo espiritual. Mas que ser su escritura fruto de la influencia del » poeta de los poetas», ambos poetas nacen y se desarrollan en su escritura como dos flores de un mismo prado, que viven del mismo sustrato espiritual pero que muestran su vida mística de amor y de dicha.

Leer a Cecilia es rescatar del baúl del olvido a poetas mujeres que no conocemos, que tuvieron una vida apartada viviendo en  Cristo su existencia, que conviene conocerlas, leerlas para disfrutar y colocarlas en el lugar de la historia de la literatura , la mistica y la poesía que merecen.

Para festejar las fiestas de la Santa, Santa Teresa de Jesús, hemos preparado este video con una lira que Cecilia le dedicó a su madre Teresa de Jesús en un día como el de hoy, 15 de octubre. Feliz Fiesta  de la Santa a todos!!

PALACIO DE SOFRAGA

 

 

En la tarde del pasado lunes 25 de junio recordábamos en el Palacio de Sofraga la inauguración en 1479 de un beaterio dedicado a La Encarnación que fue la semilla del actual Monasterio carmelita.

La historia de su fundadora parece recién salida de uno de los libros de caballería que tanto le gustaban a nuestra Santa. Y la repercusión de ese acto de encerramiento dentro de casa para orar por los demás y entregar la vida por amor, ha tenido repercusiones muy grandes en la figura de Santa Teresa de Jesús y de toda la familia del Carmelo descalzo.

Buceando un poco todo esto a partir de los documentos y el estudio exhaustivo del anterior capellán de La Encarnación, el p. Nicolás González, me he encontrado de cara con Dª Elvira González de Medina, una mujer que vivía en el palacio que en el s. XV había en donde ahora está el Palacio de Sofraga. Aquel otro palacio se le conocía como el de Villaviciosa, y era propiedad de una de las familias más influyentes de la sociedad del momento, los Águila. Suyo también es el castillo que lleva ese nombre y que está a los pies del castro vetton de Ulaca.

Una mujer valiente que quiso poner su vida en unas coordenadas más hondas y retirarse del bullicio de la ciudad, con un grupo de amigas y parte de su servicio. Apartarse y encerrarse para orar. Al principio solo eran tres, Elvira González de Medina, Juana Núñez y María Verdugo, llegando en menos de un siglo a ser más de 180 monjas, ya en la Encarnación. Pasando de beatas a monjas por la activa acción de Doña Beatriz Guiera.

Elvira aparece en la documentación como mujer soltera, cohabitando con un arcediano de la catedral, en un momento en el que un niño de ocho años podía ser clérigo y muchos de ellos, como este Dº Nuño González del Águila, enterrado en la capilla de San Pedro de la catedral en un precioso sepulcro de alabastro, no llegó nunca a ser presbítero.

De su cohabitación nacieron dos hijos y seis hijas, una familia numerosa que supuso para su madre muchos quebraderos de cabeza y disgustos. Su hijo Dº Diego del Águila pleiteó con su madre quitándole sus propiedades, más de un millón de maravedíes, los pueblos de Baterna, Velascomartín, Niharra, Albornos, y Velamuñoz. También perdió sus joyas, su esclava y sus ganados. El dictamen ya en 1463 vino de la mano de los Reyes Católicos, dando la razón a la madre.

Seguro que nuestra Santa conocía el origen del convento al que ella entró con veinte años, y estaría muy orgullosa de ser descendiente de esta mujer, que aparece retratada por la vida como una verdadera Magdalena, santa preferida por Teresa.  Elvira Es abuela de la Santa al ser la madre de María del Águila, que a su vez lo fue de Doña Inés de Cepeda, esposa de Don Juan Sanchez, abuelos de Teresa por vía paterna, por su padre Don Alonso. El mismo abuelo Juan que tuvo que salir huyendo de la Inquisición de Toledo y empleó su capital en emparentarse con una familia cristiana sin ninguna mancha en su genealogía.

Teresa estaría muy orgullosa de ella, de cómo había plantado cara a las habladurías de una ciudad que la ponía en entredicho. Murmuraban de su relación con Dº Nuño, y sobre todo no se creían su conversión y las causas de su encerramiento, en un palacio que se ubicaba en una de las calles más concurridas y ruidosas de la ciudad.
De la puerta de San Vicente al Mercado Chico, se podía andar entre casas nobiliarias, pasando por una sinagoga llamada del Lomo, un horno comunal para el pan y pescaderías al fondo.

Pero Elvira, como Teresa siguió adelante en lo que en palabras teresianas es el camino de la oración, buscando siempre poner su confianza en quien las había salvado del precipicio de su vida, de todos los mares y batallas interiores.

Mujeres valientes que constituyen ese cordón de vida de generación a generación transformando muchas de ellas la existencia suya y de mucha gente de manera oculta en la mayoría de los casos.

Al conocer a Elvira, al saber de sus otras hijas como Catalina, Beatriz Guiera, la misma Teresa, vamos poniéndolas en la vida y dándolas la palabra.

Elvira se dirigió al Papa en un preciosos escrito contándole su verdad: “meditaba en la hora de la muerte, deseaba adquirir en el cielo tesoros imperecederos por el precio de unos bienes caducos y temporales y apartar muchas almas de las seducciones mortíferas del mundo, presentándoles el atractivo y la consecución de unos bienes inmortales”

Bienes inmortales que se suman a los que Teresa y Juan nos legan. Al pasar por este palacio haremos un guiño a Elvira, conociendo su historia que es la nuestra también como abulenses.
Me impresiona recordar que allí estuvieron las cocheras de nuestra empresa, y ver a mis antepasados trabajando por allí. Parece que la historia de Teresa y su familia nos llega a tocar en la mano y a abrir el corazón.
Bienes inmortales, el patrimonio vivo de la ciudad.

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La Moraña es un territorio abulense muy parecido al mar. Abierto de par en par sobre un cielo azul que se desploma sobre campos arados que salen de barbecho a cada poco.

Y es un mar completo no sólo en su fisonomía de firmamento pegado al suelo duro de Castilla, sino en su historia, en su arte y en su pensamiento. Las carreteras que lo recorren junto con la red de caminos y sendas, trazan sobre la superficie un dibujo como de venas , como si toda ella fuera una mano abierta y plana .

 

Coger el coche en una fría mañana de enero y dejarse caer por ahí, es una aventura llena de interés, sentirse parte del paisaje, sujetando el cielo, y abriendo el espíritu. Entiendes así de manera muy personal, que esta tierra haya sido siempre así, que deambularan por estos caminos místicos como Santa Teresa y San Juan de la Cruz, o como el judío Mosé de León, autor de El Zóhar o “Libro del Esplendor”, que fue el introductor de la Kábala en Castilla. Místicos cristianos y judíos junto con los islámicos como El Mancebo de Arévalo. Todos ellos como caminos que han surcado los mares del pensamiento y el espíritu, dejando su poso hasta nuestros días.

Así cuando llegas a la Iglesia de San Juan Bautista de Narros del Castillo, entrando por el recinto amurallado que como cinturón rodea el espacio, lleno de cuarcitas con sus restos de talla del Paleolítico, vas poco a poco aterrizando en el verdadero rostro del lugar. Y el planeo visual sobre el mismo nos deja sin respiración por lo increíblemente bello de su construcción, las proporciones, los ábsides ladrillo a ladrillo construidos con primor, el artesonado que sobre los muros del templo descansa en su esplendor.

Al entrar en la iglesia, tuve la sensación de que sus elementos y características que la embellecen se encuentran dentro de este mar profundo y ancho de miras que es esta zona de la provincia. La expresión de esto en diferentes soportes artísticos, arquitectura, escultura,… literatura como los tratados del Mancebo de Arévalo:”Tafsira”, “el Sumario de la relación y Ejercicio Espiritual” y “el Breve compendio de nuestra Santa Ley y Sunna”. Es el mas importante autor de la literatura aljamiada, que era de contenido islámico, escrita en castellano con grafía árabe. Me di cuenta de que la belleza del templo, las airosas proporciones , el aire que con la luz bañan cada rincón pertenecían a esa España mixta y variopinta que ha forjado nuestro espíritu y se ha quedado tallado en la arquitectura . El artesonado mudéjar mas bello que podamos contemplar nos deja sin respiración. Las paredes están pintadas con imágenes de personajes que bien pudieron ser los constructores de todo, con sus gorros típicos, con verdaderos retratos en sus rostros. Ahí estaban nuestros antepasados, subiendo en fresco las escaleras de la torre del campanario. Y en sus palabras , las del Mancebo parece que comienzan a hablar :”Señor, dad a mi lengua y-a todos mis mienbros i sentidos corporales una perfeta i santa continençia. Señor, dadme pureza, desnudeç, i libertad enterior, y-entendimiento, i íntimo recoximiento….” Humanismo y pensamiento, como recién salido de la boca de Juan o de Teresa.

Los estudios nos muestran que este autor nació en Arévalo y recorrió desde aquí muchos lugares de España, siendo probablemente arriero o comerciante. Recibió en Zaragoza en 1534, el encargo de escribir las nociones musulmanas mas básicas que se estaban perdiendo desde la conversión forzosa al catolicismo. Este libro es la “Tafcira”, donde el autor muestra su gran formación humanística con términos en latín, y con ecos en sus obras de La Celestina, y la Imitación de Cristo de Kempis. Curiosamente las citas sobre el Corán son menos completas. En un momento dado, nos cuenta su proceso de conversión al Islam, ya de adulto, y cómo fue ampliando sus conocimientos en sus viajes. Tuvo seguramente que huir de la Península después de dar a conoce su obra, usando las redes secretas de los moriscos. Debió escribir un texto sobre esta aventura de su fuga, pero no se ha conservado.

El retrato de este pensador y escritor morisco, parece que nos pone en hechos vivos lo que en la iglesia de Narros vemos. La fusión de las religiones, del pensamiento de diversos colores, la destreza manual, el arte de las proporciones, levantándose en esta comarca abulense tan especial. Vemos cómo es difícil ir diseccionando con un bisturí, en nuestro pensamiento, qué es cristiano, qué es musulmán, judío, morisco, mudéjar,…porque todo se argamasa como la muralla de cantos del recinto, en una especie de turrón de historia amalgamada. Esto es lo que hay debajo de nosotros, en nuestra historia, mestizaje y fusión, como todo mojado del mismo cielo que pinta cada momento. Como todo sumergido en este mismo mar.

Así decía Antonio Machado en un poema que leo al llegar a casa:

“ Desnuda está la tierra,

y el alma aúlla al horizonte pálido

como loba famélica. ¿ Qué buscas,

poeta, en el ocaso?

Busco el mar de Castilla, que por estas llanuras, se ha recostado.

Articulo publicado en el Diario de Ávila. 26 de enero. 2017

HACER ESPALDAS

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A medida que voy leyendo los textos de Santa Teresa me sorprendo cada vez mas de su actualidad y de cómo muchas de las cosas que nos cuenta y sobre las que reflexiona nos sirven hoy en día. En algunos aspectos como en la defensa de la dignidad humana y en la belleza insondable de cada ser, parece que nos sobrepasa yendo mucho mas lejos que nosotros cinco siglos después.

Y todo esto se junta en un momento en el que siento como una mala digestión producida por tantos acontecimientos del mundo que me sobrecogen. Los insultos y vejaciones de los dos candidatos a presidentes del país mas poderoso del mundo, Hilary y Donald, aconsejados por los gurús de la política internacional. Las propuestas de Trump de cerrar fronteras y de considerar a los emigrantes como virtuales delincuentes,… dejando a miles de “ espaldas mojadas” mexicanos al otro lado de un telón tan cruel como el de acero de hace sólo unas décadas. La oposición a las propuestas de la Cumbre sobre el cambio climático,…

Cuando leo y veo en la noticias las imágenes de tanto insulto y violencia verbal, no paro de pensar en aquello que de pequeña me enseñaron, la buena educación, la urbanidad, como un conjunto de normas sobre cómo debemos comportarnos en sociedad. Una manera de reaccionar ante los pequeños actos y acontecimientos de la vida que aunque tiene un marcado carácter formal es al menos la base para poder vivir entre nosotros de manera digna y respetuosa. Un principio básico de la educación que abarca no sólo el ámbito de las escuelas donde debería enseñarse, sino que se desarrolla en la calle, en un atasco de tráfico, en las gradas del Parlamento, en un ascensor, a la puerta de un supermercado.

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Teresa va mucho mas lejos que la simple manera de comportarnos, va al fondo del asunto. Si consideramos a todos los hombres en su valor, no podemos tratarlos como si fueran de otra especie. Cada uno de ellos nos aporta una visión bella y llena de colores y matices sobre lo que es la vida, haciendo de nuestro propio devenir un panorama mucho mas interesante y completo. Mirando así a los demás, no podremos cambiar de acera cuando se nos acercan, insultarlos desde una tribuna, dejar que se ahoguen en un foso al otro lado del paredón. Sobre todo porque si completan nuestra propia persona con su vida, tenemos que tender hacia ellos para poder vivir y madurar como personas. Somos en fin, seres que han nacido para vivir en relación, algo que va contra esta tendencia contemporánea al individualismo.

Al hablar de educción y cómo esta nos cambia la perspectiva de la vida, me acuerdo del famoso libro de Flaubert “ La educación sentimental”, porque su propio nombre es antagónico de lo que la novela nos cuenta. Mas que educar el espíritu, como parece indicar el termino” sentimental” el personaje principal, el joven Fréderic Moreau, se encuentra dentro de su propia historia como una piedra dentro una máquina mezcladora de cemento, una que cambia su propia persona y le hace vivir lo que nunca pensó que podría hacer, persiguiendo amores imposibles y haciendo de sus sentimientos un monte infranqueable para poder vivir con paz. Un montón de grava al lado del muro. Una obra maestra literaria en la que no deja al lector nunca al margen de la historia contada que como a trompicones avanza entre las páginas.

Y me pregunto si todo este ambiente cargado de toxicidad dialéctica no va a funcionar con nosotros como esto que nos cuenta Flaubert. Si no vamos a cambiar tanto que sintamos que nuestra vida ya no depende de nosotros, que lo que llega de los demás a nuestra atalaya personal es sólo una voz como de sirena, a la que respondemos pero de la que de ninguna manera nos sentimos cercanos. Nuestra isla es a la vez el guijarro que terminará en la trituradora.

Al lado de todo esto, en las palabras de Teresa sentimos mucha mas luz que la de la última luna nueva que a todos nos ha alucinado, ya que mas que considerar a los demás como” espaldas mojadas”, guijarros preparados para ser pulverizados sobre el cemento, a los que juzgamos a priori, para ver si están o no en un lado u otro del muro, para ver si podemos encontrar en su vida y trayectoria una falla, si podemos en ella desacreditarles, nuestra paisana considera que esas espaldas de los demás son las que todos necesitamos para vivir. Que hagamos espaldas unos con otros, para seguir adelante con toda la carga de nuestra existencia. Con ello ponemos a los demás al mismo nivel, tomamos fuerza de su contacto, vamos avanzando como personas mirando siempre al frente. Sin espaldas mojadas, sólo con espaldas amigas, rompiendo con ello el muro mas grande que amenaza nuestras vidas y las de nuestros hijos, el individualismo radical de aquel que considera que su modo de mirar la vida, su propio pensamiento y situación, es mucho mas valiosa que la de los demás. ¡Hagamos espaldas unos con otros! … me parece mentira que este pensamiento nos llegue desde el siglo XVI.

Articulo publicado en el Diario de Ávila. 16 de Noviembre. 2016.

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Este año, al pensar en cómo celebrar las fiestas de Santa Teresa, el día 15 de octubre, determiné hacerlo con flores, hojas, piñas,velas, compartiendo con otras personas lo que Teresa nos dice. Dejando a su mensaje el protagonismo de la fiesta, a sus palabras y  cómo estas actúan, se mueven, sintiendo que están vivas dentro de sus amigos.

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Poder reunirnos y hacer entre todos, con sus palabras un pequeño jardín otoñal, en forma tan redonda como una tarta de cumpleaños, meditando sobre la manera de entrar en este lugar que siendo nuestro, muchas veces tiene la puerta cerrada,nuestro interior. Practicando en grupo el recogimiento teresiano, cogiendo en las manos las flores como las llaves de arranque de todo.

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He hablado estos días dirigiendo los encuentros, recubierta de todas las enseñanzas que Teresa sobre mi ha vertido desde que sus libros cayeron en mis manos hace ya muchos años. Una capa de amistad, cariño, pasión, valentía, coraje, ganas de vivir, amistad, ternura, … que sobre mis hombros ha estado. Una capa que he realizado con hojas de Partenocisus, de Liquidambar,  de Roble, Nandinas, Brásicas, bayas de viburnum, de Hedera.

Entre las flores, en medio de toda la naturaleza regalada para nuestro disfrute he descubierto que  no podemos hablar de estas cosas que cambian la vida y el interior de las personas de manera convencional, casi como a escondidas. Hay que hablar , y dejar que toda la pasión como un huracán nos azote y nos impulse a caminar, a comunicar, a compartir, a decir. Y sobre todo a dar mil gracias por sentir así, por vivir momentos así.

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Ahora siento que calada me ha dejado. Todas las flores, los arreglos redondos con sus Lisianthos mirando al cielo , con ese movimiento tan espiritual, las Gerberas de la amistad, las Margaritas de la oración, las Matricarias de la sierra florida llena de olor, los Aster del jardín, las  Astrantias,  el musgo que recoge las gotas de agua de la lluvia, el Eucalipto que perfuma al caminar, el Brezo rosado, las manchadas Astroemerias, los Crysanthemun verdes como destellos de vida en medio del mundo, el Sedum desteñido del rosa en el marrón para posar la vista a ratitos, las brásicas…. Todo como lluvia a caído, y ya siento que el jardín está mucho mas lleno de luz, amistad, consuelo y alegría que antes. Que juntos hemos  dejado que se construya un nuevo lugar lleno de flores y hojas otoñales a donde poder volver cuando estemos tristes, alicaídos,.. O  cuando esté en paz y llena de emoción,… cuando me sienta sola,… o cuando quiera recogerme y sentir la soledad. Y volveremos allí sólo al cerrar los ojos y recoger nuestro espíritu, usando las flores que ya viven dentro de nosotros como las llaves de todo, las que aceleran la vida, dándola emoción. Un arreglo en forma de circulo que hemos terminado todos creando juntos, una oración que como nos dice Teresa termina en regalo para los demás.

 

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Celebrar las fiestas con flores y cosas naturales dándolas este sentido experiencial, es un verdadero placer. Reunirse con otras personas, buscar la paz, el silencio, el recogimiento, y dejar nuestro interior en equilibrio, con los sentidos abiertos, gozando de todo y viajando por todo lo que vamos sintiendo. Cogiendo las palabras de Teresa y dejando que ellas nos lleven, surcando sobre su sentido, dejando que su poso encuentre su lugar, lentamente.

Oímos un lírica aria del oratorio » Requiem » de Andrew Lloyd Webber, compuesta en 1985, interpretada por la soprano noruega Sissel. «Oh Pie Jesús«,… piadoso, dulce, amable, Jesús. En este jardín del interior, tu habitas, jardinero del alma.

La creación comienza a levantarse dentro de nosotros, lo vivido, observado, pasado, olido, visto,… la hermosura de los montes, los ríos caudalosos que se  despeñan, las cumbres nevadas, los arrabales llenos de flores primaverales, el cortante lleno de cardos de la pendiente, los bosques de castaños llenos de color, el limpio color blanco del pétalo de una matriarca pintado de su dulce olor….todo ya está dentro de nosotros. !Oh Buen Jesús!, en todo sentimos tanto, y respiramos hondamente al decirlo así,… «en todo estás también tu». El amigo de Teresa, el jardinero de nuestro corazón.

FELICIDADES TERESA, este año estoy vestida de fiesta para la ocasión.

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Saludo a todos los que me acompañasteis en esta fiesta con flores, en Ávila,  en la Universidad de la Mística, en el Monasterio de la Encarnación, en la Parroquia de San Pedro Bautista. Gracias a todos, amigos !!!!

«… cualquier desasosiego y guerra se puede sufrir con hallar paz adonde vivimos» 4M 1,12.

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PRESENTACIÓN DEL LIBRO » UN CASTILLO LLENO DE FLORES».

 

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Al fin llega el día de la presentación de mi último libro de arte floral y pensamiento sobre el libro de Teresa de Jesús » Las Moradas o el Castillo interior». Poder reflejar en el lenguaje de las flores la belleza de este libro, joya de la literatura  mística de todos los tiempos, ha sido una aventura personal y profesional muy grande. Utilizar las flores y lo natural como si fueran palabras, frases en arreglos y diseños, para poder en una imagen navegar de forma personal sobre ella. Y así hacer algo que creo que estaba en el planteamiento de Teresa, hacer nuestro propio camino y construir un castillo que es el nuestro propio. Lleno de las moradas del amor, de los momentos dilatados que vivimos si nos aventuramos con valentía, con » determinada determinación» a entrar por la puerta de la oración en el fondo de nosotros mismos. Las flores al percibirlas por los sentidos, llegan a cada uno de nosotros de forma muy diferente, y así leeremos todo esto desde nuestra sensibilidad y personalidad, desde nuestra vida, experiencia y formación. Lanzo ideas en arreglos florales sobre las oraciones y planteamientos de Teresa, y sé que cada lector va a hacer una lectura diferente. ¿ No es el arte floral una nueva forma de comunicarnos apasionante y que llega directamente al interior del hombre y la mujer del siglo XXI ? Nuevas formas de expresión que tenemos que empezar a utilizar para expresar ideas y sentimientos tan sublimes como los que nos cuenta Teresa en este libro, en experiencias que muy difícilmente se quedan recogidas en palabras.

Poder contar con un fotógrafo tan especial y lleno de personalidad como Jesús Gallo ha sido una suerte, y llevamos casi tras años persiguiendo aquella luz que cae desde lo alto entre los pinos, la sombra sobre el basurero de una tarde fría de enero, la sequedad en la era, las bodegas del Amor entre los pinos,…

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Leer las palabras de Teresa, seguirla en este viaje con valentía reflejando lo que veía que caía sobre mí en acuarelas florales llenas de diseños , y luego poder comunicarlo a todos los lectores que se acerquen a esta obra, creo que es un regalo muy personal que como aventurera de estos barrios agradezco de corazón. Poder compartir estas moradas con todos, y sentir que lo hago desde la libertad de mi propia experiencia, » andando en verdad» como ella nos dice. Un castillo para ser habitado ya, desde las hojas de un libro.

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El día 8 de mayo de 2015, en el Palacio de Exposiciones Lienzo norte de Ávila, a las 20,30h, haremos la presentación. Espero contar con muchos amigos y lectores, en un acto que organizo con el Ayuntamiento de Ávila y la Universidad de la mística CITeS. Con la presentación de la obra por el director de la universidad de la mística, el p. Francisco Javier Sancho Fermín, al que desde estas lineas mando mi agradecimiento por su ayuda y su amistad.

Después ya se podrá adquirir este libro en las librerías, en Amazon , en la página de la Universidad de la Mística y en mi propia tienda on line.

Os invito a todos los lectores de este blog a acompañarme  y si queréis entradas para el acto, no tenéis mas que  contactar conmigo:

uncastillollenodeflores@gmail.com

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Diseños del V Congreso Internacional teresiano » Epistolario y escritos breves». Universidad de la mística CITeS. 1 al 7 de septiembre. 2014. Ávila.

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Tengo que reconocer así en un gesto de sinceridad, que cuando me puse a pensar los diseños florales  de este  Congreso Internacional, me sentí tan afortunada, tan feliz de poder hacerlo. Los floristas tenemos esa enorme suerte, poder traducir al lenguaje de las flores nuestros mensajes, aquello que queremos mandar a tantas personas para que lo reciban de una manera muy especial, con su sensibilidad. Al lado del lenguaje verbal que nos define de manera precisa lo que queremos decir, tenemos otros tipos de lenguajes alternativos, como el floral. Caminos de expresión y comunicación a explorar, como nuevas rutas que empezamos a ver y que animo desde estas lineas a no olvidar y a lanzarnos en pos de ellas, para poder llegar a expresar tantas cosas de difícil concreción verbal.

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Y el lenguaje floral nos habla tan dentro, llega a nuestro interior para allí confortarnos, acompañarnos en nuestra vista, cuando la mirada se empieza a divertir mirando las lineas compositivas, la mezcla de colores, las texturas contrastadas, la luz y cómo las hojas proyectan sombras sobre los musgos. Un lenguaje que los floristas usamos en nuestro trabajo continuo, y así lo llamo porque creo que éste no nos abandona nunca, siempre estamos pensando cómo mezclar flores, las hojas que caídas vemos por allí en sus nervaduras, las estructuras que soñamos construir con palos y mimbres.

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Y usando este especial lenguaje, este idioma lleno de naturaleza y vida verde, he diseñado los arreglos de este congreso. Y con palos construimos un escritorio con musgo como superficie para poder escribir cartas cargadas de  agua, como esponjas tan sedientas, con margaritas a nuestra amiga y paisana Teresa de Jesús. No es el escritorio de Teresa, aquel que tenía en cada celda de las muchas que habitó en su vida, es el nuestro lleno de flores y naturaleza. Y desde allí te vamos a mandar una serie de cartas para contarte tantas cosas. Ahí van,…Teresa.

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La gracia del Señor sea contigo, Teresa, y que su misericordia siempre te acompañe.

Reunidos en Ávila en el mes de septiembre un montón de expertos, estudiosos y estudiantes, amigos todos tuyos, hemos estado revisando tus cosas, las cartas esas que mandabas cada día a tus monjitas, a la familia, a tantos amigos. Hemos visto cómo escribías, qué decías en ellas, quienes eran los destinatarios,…Tus poesías para alabar al dueño de tu corazón y compartir con tantas personas tus vivencias amorosas, para las festividades a celebrar en tus  palomarcicos. Y he sentido que tu espíritu tan valiente, decidido y a la vez tan suave y delicado andaba por allí con nosotros, entre los Delphinios Bella Donna tan azules como el mar ese en el que siempre nos dices que nos vamos a mojar. Entre los Alliums Gladiator que como cabezas de  ajos gigantes parecen recién salidos de las huertas que tanto te gusta cultivar. Cestos con Gypsophillas y Limonios sobre un pavimento de barro cocido, porque siempre nos recuerdas nuestra condición untada en lodo y barro. Musgo llenando cada rincón, desde el escritorio hasta el suelo, húmedo, y siempre mojado, sediento en su suspirar, como nuestro interior en  cada paso, en cada suspiro,…desplazándose . 

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Te mandamos unas cartas con margaritas de la oración, porque sabemos que así te llegan mas rápido, sellando esta amistad muy profundamente, en nuestro interior que como la cinta granate al lacre se pega: el sello de tu paso por la vida, de tu obra que aún estudiamos por aquí. Un Congreso lleno de amigos tuyos, nuestras flores y nuestro corazón . 

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Y para representar tu poesía , » Alma buscarte has en mí», esos versos tan mojados, en un guijarro pusimos la oración que encierra,  para que en agua de manantial se leyeran siempre, en movimiento continuo. Dejando a un grupo de Guisantes de Olor, Sweet Peas rosas bañarse encima. Allí, tan felices.

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Alma, buscarte has en Mí,
y a Mí buscarme has en ti….

Fuera de ti no hay buscarme,
porque para hallarme a Mí,
bastará sólo llamarme,
que a ti iré sin tardarme
y a Mí buscarme has en ti.

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Y  pusimos en la entrada de la Universidad de la mística, » Nada te turbe,… solo Dios basta», para que sonaran tus palabras en los pasillos,  en letras bordadas con flores, piñas, trigos, cortezas musgos y hojas.  Y si, nada nos ha turbado estos días. Nada nos turba.

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Vestimos al árbol de la vida de piñas, abrazado con un trenza de rafia, en la entrada de la Universidad.

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Y tomo tus palabras a María de San José, priora de Sevilla, las de tu carta a ella en junio de  1576, y a ti te la reenvío. Ahí van: «Por caridad la pido que me escriba por todas las vías que pudiere para que yo sepa siempre cómo están». 

A diez días de septiembre. En Ávila. Indigna sierva de vuestra Señoría.