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Desde hace años cuando llega la primavera suelo cumplir un ritual poético y me siento en medio de una pradera florida a leer el Cántico Espiritual de San Juan. La belleza de lo contemplado tiene un eco en los versos con los que parecen encajar a la perfección los árboles que se cimbrean, las violetas, las hierbas frescas, la luz que se columpia entre todo.

Mi Amado las montañas,

los valles solitarios nemorosos,

las ínsulas extrañas,

los ríos sonorosos,

el silbo de los aires amorosos

Este año mi lectura primaveral se ha visto envuelta en un manto de tierra. Me siento como un topo revolviéndose en sus corredores atrapada por una migraña cronificada que me deja fuera de la vida muchos días. Al dolor físico se une una pena profunda por vivir sólo a sorbos, mientras me siento atrapada en un escenario de oscuridad.

Cuando San Juan creó el poema más bello de la literatura en lengua castellana, se hallaba en una prisión toledana. Estaba como sepultado, en aquel pequeño cubículo, denominado por algunos estudiosos de su vida como sepultura, en una cárcel toledana dentro del Convento de los Carmelitas de Toledo. Le habían detenido en Ávila, en el Monasterio de la Encarnación la noche del 2 al 3 de diciembre de 1577, como si fuera un convicto.  Le montaron en un pollino con los ojos vendados y así llegó a Toledo para comenzar este cautiverio, en absoluta soledad y donde le imponían muchas “disciplinas” que hoy en día nos parecen inhumanas, como echarle la comida en el suelo del refectorio para que comiera como un animal, o no dejarle que se cambiase de habito y ropa, siendo atacado por un ejército de piojos.

Los cargos que se le imputaban tenían que ver con su fidelidad a Teresa de Jesús y a la reforma que había emprendido, y ambos eran definidos en Roma como descalzos desobedientes, rebeldes y contumaces.

Para poder escribir el poema, nuestro Santo no tenía nada. Su mini celda era el retrete del convento, no tenía luz, sólo una pequeña ventana dejaba entrar algún rayo de sol en algún momento del día, y no tenía papel ni pluma. Toda esa belleza donde él buscaba a su Amado estaba sólo en su cabeza, en su interior.

Me imagino las horas recitando por dentro todo, y viviendo, emocionándose con el amor que sentía en medio de la oscuridad más absoluta y del dolor físico y emocional.

Buscando mis amores,

iré por esos montes y riberas;

ni cogeré las flores,

ni temeré las fieras

y pasaré los fuertes y fronteras

 

Ahora que yo también recuerdo los versos en el eco que han dejado en mí tantas lecturas, en la oscuridad y la pena que el dolor me deja, entiendo todo y veo la vida de una manera más sensible y verdadera, con sus claroscuros. No hay en estos momentos difíciles que todos vivimos una oscuridad absoluta que nos deja fuera de la vida, aunque por momentos sentimos que es así y nos desesperamos. Nos dice el Santo que hay una especie de penumbra iluminada por lo vivido, por el amor recibido, por tanta belleza que se nos ha dado lo largo de nuestra vida, esas tardes y mañanas en la pradera llena de violetas con mis hijos alrededor. Nuestro lecho florido, de cuevas de leones enlazado, en purpura tendido, de paz edificado…

A Juan para insultarle le llamaban en el convento Lima sorda, porque no eran capaces de sacarle ninguna critica a Teresa renegando de su reforma. El síndrome de Estocolmo no le afectó en absoluto, todo el mecanismo de hablar sobre él como renegado de la causa, de su soledad siguiendo una cimera que ni Teresa ya seguía, no hicieron mella en su espíritu.  Estaba lleno de luz y amor, y esto bastaba para iluminar todo y llenar su existencia de belleza, consuelo y paz.

La lección que nos regala Juan dirigiendo su vida llena de dolor, oscuridad, incomprensión y sufrimiento es enorme. Esa noche que nos aplasta muchas veces no es tan radicalmente oscura, podemos volver a tantos momentos llenos de amor y belleza y reviviendo en ellos al modo de las moradas de Teresa, abrimos puertas y pequeñas ventanas en medio del sufrimiento.

He aprendido de Juan que cuando una migraña me azote, en esa mazmorra de mi cama, puedo volver a recitar como rumiando lentamente estas palabras tan bellas y llenas de verdad:

Más ¿cómo perseveras,

¡oh vida ¡, no viviendo donde vives,

y haciendo porque mueras,

las flechas que recibes

de lo que del Amado en ti concibes,?

Entonces toda esta lección de vida siento que me levanta el ánimo y me consuela, llenando de belleza tanto malestar.

Y el cerco sosegaba,

y la caballería

a vistas de las aguas descendía.

CRÓNICA POÉTICA DE UN AGOSTO EN LLAMAS

Acabo de recibir algunos ejemplares de mi nuevo poemario  Las hierbas de los regalos están blancas. Crónica poética de un agosto en llamas, y están aquí entre mis manos. La tarde de noviembre está muy triste, húmeda y fría muy alejada de todo lo que cuento sobre el calor, el incendio y el verano en este último libro.

La vida es así, este contraste entre estaciones me muestra parte del panorama de mi  existencia, con distintos momentos, todos ellos con un denominador común que soy yo. Ahora al volver a leer mis palabras y ver los dibujos siento que dicen cosas distintas, el poso del tiempo y las estaciones producen este cambio. Miro todo lo escrito y vivido con una especie de velo que lo amortigua un poco, la niebla que va cayendo también pone sus palabras ahora con las mías.

La experiencia de un verano en el campo con la familia, y la  vivencia del amor que quema cada rincón del paisaje interior, árboles, perros corriendo, mis plantas, los helechos de la garganta, el sol, la sombra, el río, el pueblo, el amor. Fogonazos de mi existencia que en forma de versos y ya recogidos en un libro, empiezan a tomar cuerpo y vuelo en mis lectores.

Coger cajas para cosechar, y el fondo de Gredos destacándose sobre una cabaña donde dormimos y vivimos en familia. Coser, andar, escribir, rezar, barrer, regar las plantas, recoger tomates mientras la vida va avanzando y nos llena el interior de todo su fuego y su amor.

Con mi maestro de los caminos interiores Juan de la Cruz. Aquel que dijo que las cosas del alma hay que leerlas  con anchura . Cosas que el Amado nos regala en la naturaleza, quemando y haciéndonos renacer.  He querido que me acompañaran un puñado de grandes poetas y pensadores que están siempre cerca de mi. Siento que ellos también están detrás de todo lo dicho, Gary Snyder, Sophia de Mello Breyner Andressen, Wordsworth, Hölderlin, Rilke, Huidobro, Hildegarda de Bingen, Tranströmer…

Esta vez he dejado que mi cuaderno de trabajo esté reflejado completamente en el libro.  Siempre tengo en mi interior una imagen potente y definida del poema que estoy escribiendo y mi caja de acuarelas está siempre preparada. En este libro se puede leer el poema y ver al lado la imagen que como un brochazo nos indica la profundidad de lo dicho, definiendo las palabras con siluetas y color.

Estará a la venta en toda España desde el 14 de diciembre de 2020. Me impresiona la coincidencia con el día de San Juan de la Cruz…!!

Doy las gracias a Alicia Arés de la Editorial Cuadernos del Laberinto por esta bellísima edición. Y a Álvaro Valverde, poeta al que admiro y leo con gran placer y a  Javier Sancho Fermin por acompañarme en este trabajo. A Eduardo Ayuso por su ayuda y amistad.

Pon en primer lugar las imágenes, dice el gran poeta Walt Whitman, como luz para todos y como canto inaugural de todos. Imágenes y palabras que comienzan ahora a vivir libres por ahí en vuestra lectura. Un canto por todo lo que se nos regala a cada momento.

 

El día 5 de septiembre desarrollamos en Ávila un recital poético musical muy especial. Una actividad dentro del Congreso mundial Sanjuanista «Cántico Espiritual».

La noche del Cántico, la de Juan, se juntaron con la de Ávila estrellada, allí en  un lugar al lado de la muralla, Castillo del interior.

Ya tenemos el Youtube del Recital del Cántico y lo compartimos con todos nuestros amigos. Se retransmitió en directo a mas de 18 países.

Un acto que comenzó juntando a todos los poetas que tenemos a Juan de la Cruz como guía y fuente de inspiración, a los poetas de la Casa de la Poesía y a los Juglares de Fontiveros, en un sencillo momento con musgos, menta y tomillos entre nosotros.
Fue emocionante leer entre todos estos versos tan sublimes del Cántico, la música de fondo, y poder poéticamente dialogar con Juan de la Cruz.
Un grupo de amigos, de poetas tanto de la Casa de la Poesía como de los Juglares de Fontiveros, en el CITeS que es la casa de Juan, donde viven sus hijos e hijas y todos los que siguen su legado de amor y luz.


Damos mil gracias a todos los que hicisteis posible este momento, los poetas, los músicos, amigos, colaboradores…. A los que con vuestra presencia nos acompañasteis en la lectura y que erais la parte esencial de ese momento, compartiendo poesía y vida.
Gracias Fernando Campillo y María Tellechea por esa música tan llena de emoción y belleza.
Gracias a Milagros Quintela, Danilo Ayala, Juan del Santo, Julio Collado, Esther Bueno, Jose María Muñoz Quirós, Asunción Escribano, María Ángeles Perez Lopez, José Pulido, Carlos de Gredos, Alfredo Perez  Alencart, Miguel Angel Mesa Bouzas, Clara Janés, Ilia Galán.
Gracias al p. Javier Sancho y toda la Comunidad de Cites por hacerlo posible, siempre con tanto cariño.
Mil gracias a Todos!!!
Congreso Mundial Sanjuanista que se desarrolla en la universidad de la Mística, CITeS de Ávila, la Casa de la Poesía Juan de la Cruz ha desarrollado un recital poético con música en directo.

Y el aire al soplar…

 

A veces la vida nos regala momentos para que los guardemos en un rincón del interior, y los hace inolvidables. El pasado martes la presentación de mi libro de poemas  “ Y el aire al soplar”fue uno de ellos.

La tarea solitaria del escritor en la biblioteca, el salón, el parque detrás de cada palabra y sus sombras, se hace fiesta al compartir los versos con los demás, al ver la cara de los lectores de sus palabras. Las recitaciones de poemas son los días de fiesta de los poetas.

Agradezco tanto a todos los que me acompañan con su lectura en este paseo por la naturaleza que es este libro. Un trabajo lleno de contemplación y diálogo con ella, como fuente de estabilidad personal, de ternura y de paz frente a los problemas, dolores, inseguridades que rodean nuestra vida.

Cuando nos lanzamos por ahí dejando que la que comience a hablar y a decirnos cosas sea ella, vamos  transitando por la senda de la contemplación, ya no creamos nada jugando con la palabra, son los versos los que nos vienen a la boca y al papel como traductores de todo lo vivido en un proceso de recreación.

Dónde se encuentran las palabras, cuál es el proceso de la creación, qué es lo que ocurre cuando de repente ves delante de ti nuevas ideas, matices, sensaciones, colores y formas y vas con tu pluma fijándolas en el papel.

El comienzo de todo esto tiene un tiempo que hay que rescatar, el del silencio. No como lugar de vacío sino como “gota, envolviendo como en pañales cada momento, cada razón”. El silencio fija lo vivido y deja que lo podamos contemplar como si de una gota llena de luces y colores al sol. Abre nuevos lugares que teniéndolos ya, no los habíamos habitado, los mundos interiores.

Todo esto se articula alrededor de un verbo que lo engloba todo, el de dialogar. Lo que está fuera con toda su belleza, rotundidad, rotura, suavidad, comienza a ser nuestro interlocutor, la aquilea del borde polvoriento de un camino, las hojas en esqueleto vencidas sobre el arroyo, el envés terciopelo de una corteza llena de musgos. En un dialogo de naturaleza amorosa, al modo de los que nos cuenta nuestro paisano Juan de la Cruz en su Cantico Espiritualque realmente él llamó Coloquio de amor. Ya lo que hay fuera no me es ajeno porque comienzo a sentir que es mío, regalo, vida y amor.

Esta visión de lo natural va mas allá de los postulados ecologistas clásicos, y abre nuevos caminos alrededor de su potencia en nuestro bienestar personal. No sólo hay que conservar los bosques, los acantilados rocosos, los caminos que van serpenteando por los valles, hay que comenzar a tomar posesión de todo como parte de nuestro patrimonio personal e interior. Y esto se consigue poniéndonos las zapatillas y comenzando a pasear por ahí. Esta actitud de dialogo sanador y de recreación como regalo de la vida en la naturaleza es algo que otras culturas como las orientales tienen mas desarrollado que nosotros. Es la actitud del maestro de haiku que va asombrándose de ver que lo que vive en su interior se ve reflejado en cada hoja, mata que mira el lago, cigüeña que pasa racheando el vuelo sobre él.

El trabajo del poeta comienza así, y la búsqueda de la palabra exacta continua a ese ritmo, depurando la expresión para hacerla mas limpia, sencilla y transparente. Para dejarla todo su sonar y decir, para abrir la posibilidad de que explote dentro de cada lector cuando abre con su lectura pausada el libro.

La música, la pintura, el arte floral y las palabras se juntan en este mismo cauce expresivo, siendo llaves de conocimiento de la belleza oculta de las cosas y formas de expresión de la bello. La pausada música de la citara salterio que como instrumento para la meditación y la alabanza arranca desde la Antigüedad para dar la mano al hombre de hoy necesitado de momentos de contemplación y de dicha interior.

La vida se compone también de todo esto, y es la tarea de los poetas desenmarañar, abrir, morder, rasgar cada palabra para dar el sentido vital que necesitamos.

El martes sentí que mis palabras iban volando por ahí, como los vilanos de los Dientes de león, y me sentí muy agradecida a ese viento que soplando sobre la vida la llena de naturaleza y de amor. Y el aire al soplar.

Articulo publicado el 4 de mayo de 2019 en el Diario de Ávila

 

Al levantar los rios

los enredaste

en el cielo.

 

Las algas 

se confundían

con las estrellas,

y todo el reflejo

de la luz sobre el agua

se hizo nube.

 

Y paseaban sobre mi

que miraba

su fuga

en su ascender

entre los árboles.

SIN APARTAR UN PUNTO EL PENSAMIENTO

No hay mejor manera para celebrar el día de la mujer que conociendo a algunas que nos impresionan por su vida y pensamiento. En medio de muchas que podríamos elegir, me decido por una mujer muy especial cuya trayectoria y personalidad son impactantes, María Salazar.

Su vida como monja carmelita descalza, dejando a un lado los lujos y deleites de la pequeña corte de Doña Luisa de la Cerda en Toledo, arranca cuando apareció en el palacio nuestra Santa Teresa de Jesús. Cuando llegó y con su actitud cercana, amigable, muy recogida y orante, impresionó a la joven de unos 14 años que comenzaba a disfrutar de su belleza y de las relaciones sociales. Era Teresa una persona que rompía los moldes de lo que se esperaba de ella y creo que en muchas cosas sigue siendo así. Puso como actitud algo que tiene que ver con el verbo relacionarse y con la palabra mágica amistad. Ambas cosas ponen en marcha ese reino en la tierra. Amistad con Aquel que nos ama, desarrollando una actitud de conversación, atención y amor con los demás.

Ella misma nos cuenta, en su obra más reconocida El Libro de las Recreaciones,escrito de manera dialogada, al estilo y manera de ser de Teresa, con cercanía y suavidad, qué fue lo que la llevó a entrar en el camino que cambió su existencia:  la oración. María como fiel discípula de la Santa se hizo luego maestra de sus hermanas como leemos en Instrucción de novicias al modo de Camino de Perfección.

Fue y así podemos verla cuando leemos sus textos, una elegante poeta, mística profunda, muy culta ya que hablaba varias lenguas entre ellas el francés que le sirvió para plantear los primeros pasos de la fundación teresiana en el país vecino.  Una gran conocedora de la Biblia, estudiando con detenimiento el Antiguo Testamento. Sabía y leía en latín, podía por tanto rezar las Horas de cada día conociendo y haciendo suyas las palabras de cada salmo. Sus poesías son tan bellas y cuidadas, mostrándonos algo que ya la Santa decía de ella, que era muy culta e instruida. El investigador Carlos Ros llega a pensar que alguna de las poesías que creemos que son de Teresa podrían ser de María.

Cuando María conoció a la Santa, ésta ya estaba decidida a fundar el nuevo convento de San José en Ávila. Fue a Toledo a consolar a doña Luisa que se había quedado viuda. Pero no fue hasta la segunda visita de Teresa en 1570 cuando se decidió a vestir el habito del Carmelo descalzo, para entrar y profesar en Malagón, con el nombre de María de San José, tenía 27 años. Entraba en la orden recién fundada una hija muy querida de nuestra Santa, destinataria de muchas cartas, y la que quiso que fuera su sucesora. La fundadora de Carmelos, como el de Sevilla.

Me impresiona María de San José por su lealtad hacia Teresa y los fundamentos de la nueva orden que fundó. Asumió desde el principio esta actitud de la amistad profunda, ese “andar en verdad”, avanzando por caminos muy duros, de descredito, falsas acusaciones, incluso la prisión por nueve meses dentro del convento que ella misma fundó en Lisboa. Se quedó ciega y salió de allí muy enferma.  Y todo por defender la obra espiritual de nuestra Santa, el predicamento de libertad, suavidad y trato de amistad y ser leal a esto siendo mujer, en el camino de Teresa. Todo lo que consiguió nuestra Santa, fundando una nueva orden reformando no solo a monjas sino a frailes, quería ser amortiguado en una visión de la sociedad y de la espiritualidad realmente machista después de la muerte de Teresa. Y María de San José, Ana de Jesús, San Juan de la Cruz y el padre espiritual de Teresa, Jerónimo Gracián defendieron con todo su ser y su vida el legado de la Santa, y sufrieron así persecuciones, cárcel e incluso fueron expulsados de la orden como ocurrió con Gracián.

María en todo este durísimo trance que vivió, estuvo fuertemente atada a la oración, allí encontraba su asiento, “Si siempre en ti pensase el alma mía, sin apartar un punto el pensamiento”esto la empujó a sobrevivir a tanta noche y crueldad.

Sobrecoge leer sus cosas y ver cómo ella llevaba su vida con tanta paz, así lo veo en su Carta de una pobre y presa descalza escrita un viernes Santo de 1593 en la prisión de Lisboa.

Cuando leemos las cosas de Teresa en pleno siglo XXI y nos sorprenden por su actualidad, la defensa de cada ser y el papel de las mujeres dentro de la espiritualidad, la libertad como pilar de la vida reformada, la amistad y el amor de unos con otros, podemos hacer este otro análisis que nos dejará aturdidos. Lo que era y cómo se veía en pleno s. XVI. Una mujer, una monja, reformando hombres y mujeres, diciendo todo esto desde la más rotunda libertad y construyendo un nuevo camino espiritual y de vida. Ella pudo sortear los problemas con la Inquisición, pero mucho más dolor y sufrimiento vivieron en su propia carne sus hijas e hijos que seguían con todo este nuevo predicamento, a los que la vida les exigía mucho valor y sobre todo mucha fe.

Realmente María no pudo  ni quiso apartar un punto su pensamiento.

Articulo publicado en el Diario de Ávila, 7 de marzo, 2019

 

 

 

 

 

Siempre que tengo ocasión de hablar con alguien no dejo de ir al terreno de la poesía porque siento que es algo más que una expresión en palabras del alma de cada uno: es una invitación a desarrollar lo que como hombres nos define, la sensibilidad, el pensamiento, el conocimiento y el arte. Una posibilidad de desarrollarnos de manera más profunda que la simple educación académica, cívica o festiva. Reflexión vital que va siempre de la mano del deseo de compartir cada verso.

Leo mucho a Juan de la Cruz sus poesías y sus cosas. Y me impresiono al ver que en Ávila nos encontramos con él a la vuelta de cada esquina. Aparece la ciudad en el fondo; los años en la Encarnación con Teresa unieron sus vidas, sus almas y su obra, como se ve en la sintonía tremenda entre ellos, esas poesías que parecen haberse compuesto entre los dos, y que así lo fueron. Permitirme que grite algo que me hace mucha ilusión: ¡Ávila es también la ciudad de Juan, el poeta más sublime de todos los tiempos! … ¿Y no tenemos ni un templo dedicado a él?

A veces la vida te da una oportunidad que es un regalo bellísimo, en este caso la creación de una Casa de la Poesía en la Universidad de la Mística, una casa de Juan de la Cruz, su casa aquí en su ciudad. ¡Qué impresión, abrir el próximo día 15 de noviembre a las 19,30 sus puertas! Podremos así encontrarnos con él, con su sublime obra, con todas sus enseñanzas y sobre todo con su confianza en nosotros, su mirada ilimitada en el hombre y la expresión de su alma. En su casa hecha de palabras y de versos, luz del sol, cristalina fuente, llena de praderas florecidas.

Cuenta el padre José Vicente Rodríguez, uno de los mayores expertos en Juan de la Cruz que nuestro Santo escribía poemas para personas concretas, en relación con ellas y su vida, y después de conversar juntos y de conocerse, metía en su bolsillo un billetico con un poema para que estos versos le abrieran a ese amigo las puertas de su propio corazón, para que las rumiara en silencio muchas veces. El testimonio de una hermana María de la Cruz es tan bello como el poema que Juan escribió para ella y que se acaba de conocer tantos siglos después: “Si de mi baja suerte,/ la llamas del amor tan fuertes fuesen,/ que absorbiesen la muerte, y tanto más creciesen,/ que las aguas del mar también ardiesen”

Cuando comenzamos a plantear esta nueva Casa de la Poesía, este lugar de Juan, queríamos que su espíritu llenase todo. Un espacio para compartir esos Billeticos, esas poesías que nos conmueven. Las que hacen a cada día ser más bello y único, las que nos ayudan a caminar y nos reconfortan llevándonos a ese lugar hondo y profundo de nuestro ser. Billeticos para poner en el bolsillo de los demás también. Crear, disfrutar y compartir, tres acciones de las que se alimentará toda esta nueva Casa poética.

Juan nos enseña un montón de cosas. Y para mí todo su predicamento parte de algo que configura el alma de cada ser, su mirada. Aprender a mirar es lo primero que debemos practicar, abrir las puertas confortables de nuestra vida y dejar que todo lo que nos rodea comience a vivir también dentro. La naturaleza, los collados y los sotos, el ciervo y la paloma. A mirar también a los demás. Una disciplina esta de la contemplación que está en la base de toda composición poética esencial, algo tan necesario hoy en día como lo era en la época de Juan, porque pone las raíces en lo que somos, hombres, algo más que ciudadanos, vecinos y masa. Y nos sitúa a los poetas y lectores en el terreno del arte como expresión de la vida.

La Universidad de la Mística con esta nueva Casa continua en su andadura como centro de conocimiento, profundización y sobre todo de vida y experiencia. Y su manera de proceder en cada actividad y propuesta con tanto respeto por todos y capacidad de apertura para cualquier persona, hacen que en esa estrella verde que vemos al lado del Adaja haya la tierra más fecunda para todo esto.

Poder compartir, aprender, encontrarnos poetas, lectores, amigos de la poesía, profesores y expertos, vecinos, abulenses y ciudadanos de todo el mundo, es desde luego un precioso regalo.

Abrimos la Casa del Poesía Juan de la Cruz, el día 15 de noviembre a las 19,30 h, con la presentación y coloquio sobre un poeta muy especial, Daniel Faria, una de las voces mas sorprendentes de la poesía portuguesa actual. Con sus poemas llenos palabras rasgadas, llenas de mística cotidiana. Versos que nos acompañan en esta nueva andadura: hombres que son como lugares mal situados…

 

 

 

Vacaciones en el campo, meditando con San Juan de la Cruz en familia

A mis hijos Santi, Brianda, y Mencía

Llegan los días de vacaciones y desde hace ya muchos años, nos dirigimos al campo cargados de chanclas de agua, bañadores, cremas protectoras, partituras, libros, cuadernos, perros, piensos, cajas para recolectar frutas,… Mas que ir al campo, lo que realmente hacemos es volver a él. A nuestra verdadera casa.

Este año decidí llevar sólo un libro, y dejar que nos acompañara en el verano, me refiero al Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz. Quería leerlo en profundidad tomando tiempo entre cada palabra, dejando que cada una volara por donde quisiera.

Desde hace años, cuando mis hijos invitan a algún amigo a pasar estos días con nosotros, siempre saben que tienen que pasar por una especie de rito familiar, leer para todos en voz alta y lentamente el Cántico.

¿Adonde te escondiste,

Amado y me dejaste con gemido?,

como el ciervo huiste,

habiéndome herido,…

Comencé a seguir al santo en todas las cosas que iba entendiendo y aprendiendo: lo primero quizá fue el descubrimiento del fondo profundo de cada palabra. Cogerla, abrirla y dejarla libremente volar. Abrir las  Sagradas Escrituras por donde va planeando, y ver  sorprendida que por donde viaja es por mi interior.

Como en tantas cosas de la vida, la naturaleza y su contemplación nos empujan a comprender de manera intuitiva y sensorial. Una tarde iba dando un paseo en medio de una ladera llena de mentas florecidas, el sol iba ya cayendo y un montón de mariposas volaban alrededor. Una de ellas, bellísima estaba posada tranquilamente sobre una ramita. Me quedé mirándola tanto rato que pensé en hacer una foto para recordarla. Y no se movía, estaba allí, la tomé en mi mano,  se veía como una joya exquisita. Estuvo un momento y luego majestuosamente, al menos para mi, se marchó volando. Sentí que lo que nos cuenta Juan tiene mucho que ver con ella, que el instante que estuvimos juntas fue suficiente para recordarlo, que para disfrutar una mariposa, su colorido , su planeo sobre las mentas, tienes que estar también tu en el suelo, con una actitud de contemplación y espera. Dejando que vaya sola volando por ahí.

Y es curioso cómo somos:pretendemos siempre referir lo vivido a los esquemas mentales que sobre cada cosa de la vida tenemos. Usamos los mismos adjetivos: bella, multicolor, suave, elegante, tierna, y dejamos cada experiencia dentro de esas coordenadas. Hacemos lo que ella no hace, quedarse encajada en un lugar. Ella, lo que hace es volar, y dejar que mi mirada en ella descanse y se maraville. Había leído siempre al santo de manera muy poco intuitiva, y vi que cada una de las cosas que pone te llevan a dejarlas volar libres y ver por donde planean, lejos de moldes de cualquier tipo.

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Que una lectura te rompa los moldes de tu pensamiento es algo muy potente, sobre todo si ya tienes unos años.Y esto siento que ocurre cuando esas palabras lo que hacen es reforzar el verdadero sentido de la libertad interior. Así pasa cuando te acercas a Juan y vas poco a poco dejando libres los pensamientos que bajo su lírica tan brillante, se esconden. Tengo esa sensación de que todo por dentro de mi es ahora una especie de puzzle y que estas lecturas lo han llevado todo  bajo una lengua de aire a volar por ahí. Es ese vientecillo que sopla dentro de nosotros el que nos voltea y el que en determinados momentos va componiendo cada pieza casando con las demás, provocando que sintamos a veces que todo lo planea así y que nuestra existencia está trabada, que en cada momento ocurre aquello que quiere que ocurra. Es complejo todo, pero a la vez es así y configura el vuelo al que a veces se nos empuja, como a mi este verano en medio de la vida familiar, las cosechas, las cacerolas llenas de pisto, y las largas charlas al fresco.

Desde que leo a Juan tengo esa sensación de ser realmente un ser valiente. Es como si él, al desmontar todo mi mundo interior con su palabra, me diera la valentía que muchas veces he creído no tener. Nada amarra a nadie que no se deja atar, sobre todo porque es en el fondo de su ser espíritu y amor, habitado por él, el Amado de cada uno de nosotros y se nos da así, lleno de luz interior.

Las vacaciones siempre son momentos para el crecimiento personal, nuevas oportunidades de descubrir otros mundos, paisajes, terrenos, personas, y también son únicos para emprender con valentía estos viajes interiores, yendo de la mano de amigos como Juan que no nos dejan solos nunca. Él en vida fue un verdadero maestro de vida espiritual, que acomodaba el camino en la vida de la fe a cada persona, a su paso y velocidad, a su distinto paisaje interior. Solía meter en los bolsillos de sus amigos pequeños papelitos con dibujos que les hicieran reflexionar, versos llenos de amor y pasión hacia su Amado Jesús, pequeñas notas muy personales y basadas en cada ser. Él que recorrió miles de kilómetros por los pedregosos caminos de España andando a pie y descalzo, cuando después de una larga caminata llegaba al convento que lo acogía, volvía agotado pero feliz a irse al campo que rodeaba el lugar para encontrarse con el amor, tomar fuerzas y sobre todo para mirar dentro de sí la gruta oscura habitada que hundía su ser en el cielo mismo de su Señor.

Como el ciervo huiste,

habiéndome herido;

salí tras ti clamando,y eras ido.

Los días despojados de rutinas, dejando sencillamente a las horas que vayan pasando se convierten en un verdadero remanso de vida. Veo cómo me complico muchas veces con cosas, sentimientos, actos que lo único que hacen es enredarme y que en estos días, leyendo a Juan descubro donde está la fuerza liberadora de todo: descubro que está en mi, en vosotros, en cada uno de nosotros, en el interior. Esta dentro pero está escondido, y para encontrarlo tenemos también nosotros que escondernos, …. escondernos dentro de nosotros. Ahora el silencio y la paz de estos días ayudan mucho a caminar por este nuevo camino interior, y le pido a la vida que me ayude también a encontrar todo esto en el ritmo diario lleno de trabajo, preocupaciones y horarios. Porque es allí donde está realmente el suelo de este lugar interior: la vida de cada día, como dice Juan, al final  nos van a examinar sólo del amor.

Espero que estas vacaciones familiares os llenen hijos de energía y de paz, que quede en vosotros el poso de la naturaleza hermosa y vigorosa que se os regala en cada paso. Leyendo a San Juan encontramos, hijos, el camino a casa. Siempre encontrareis allí el camino, dentro de vosotros.

Os dejo una música mágica y divina, de Brahms, nota a nota, sonido a sonido se va posando en nuestro corazón. En la interpretación de un grandísimo pianista, Arthur Rubinstein.

Ven, vive conmigo , y sé mi amor

y probaremos todos los placeres

que producen los bosquecillos, las colinas y los campos,

el bosque, o las montañas elevadas.

 

Y nos sentaremos en las rocas,

y veremos a los pastores alimentar sus rebaños,

por rios poco profundos, por cuyas cascadas

pájaros melodiosos cantan madrigales.

 

Y te haré una cama de rosas

y un millar de ramilletes frangantes

una gorra de flores y una túnica

todo bordado con hojas de mirto,…

Cristopher Marlowe

El pasado fin de semana si cogías un coche para desplazarte desde Ávila hasta Arenas de San Pedro, te encontrabas en un momento sumergido en una estampa del pasado, rotunda y dinámica, la trashumancia de las vacas que de Extremadura subían a los frescos pastos de Castilla. Subiendo el puerto al ritmo de los rebaños, sentías que el coche con toda su tecnología, tenía que acomodarse al paso de las vacas, y el motor parecía rugir como un mamífero mas.

La Sierra oscura del invierno se llena en estos días de luz, con los piornos florecidos, las flores silvestres de los barbechos, las praderas encharcadas que este año están mas secas de lo normal en estas épocas, los ríos y arroyos bajando entre rocas, espumeando el ambiente con su movimiento.

Parece que entras así de golpe a una parte de tu pasado que aun está viva y que te pide a golpe de cencerro que la protejas como parte de tu patrimonio, la Trashumancia, y que en ella descanses un rato. Hubo hace siglos un poderoso grupo de personas que unidas bajo el nombre de la Mesta, eran una de las organizaciones mas poderosas del país. Parece que procede etimológicamente del adjetivo mixto que significaba mezcolanza, personas de muy distinto tipo social y laboral formaban parte del mismo, de señores a medianos propietarios, aristócratas ricos y eclesiásticos , ganaderos pequeños y pastores. También puede proceder del vocablo bereber mechta, es decir las majadas invernales del ovino.

Esta asociación en Castilla tuvo mucho poder, incluso llegaron a tener la jurisdicción legal desde el reinado de Alfonso X que puso estos privilegios en 1273, en las manos de sus administradores, que se comportaban como verdaderos alcaldes.

Los caminos por los que atravesaban el territorio, las cañadas siguen tan marcadas en el territorio, con unos derechos sobre el mismo claros y rotundos, que hacen que ahora, muchos siglos después, incluso en esta época de las comunicaciones rápidas por medio del coche y el ferrocarril, sigan manteniéndose, y puedan ser las “autopistas” de las vacas que por ellas estos días se mueven.

Está la sierra preciosa, los ganados se mueven en la cañada conducidos por las caballerías, y los pastores pese al esfuerzo de las largas caminatas, vuelven a su verdadero oficio, y disfrutan.

La belleza de la sierra ha llevado desde hace siglos también a cantar todas estas cosas, dando cuerpo a un tipo de poesía que es la pastoril. Lo idílico del paisaje en primavera, ha llevado desde siglos a idealizar la vida en el campo. La sierra llena, con su capa de colores, habla en la boca del poeta de la belleza de lo natural, desde que el griego Teócrito creara este género poético, donde los personajes son pastores que buscan en la naturaleza el consuelo para sus males. El paisaje pasa de ser el fondo de la historia contada, a irrumpir como el protagonista, dando cuerpo al tópico del “ locus amoenus”. Virgilio cantó estos versos, y el Renacimiento castellano continuó en su rastro, con Garcilaso de la Vega.

Reconozco que esta “evasión pastoril” siempre me ha encantado. Sé de la dureza de la vida al aire libre, de las noches a cielo raso, el dolor de los pies desgastando sandalias, la soledad y el aire racheado , la lluvia, la nieve y el pedrizo. Las tormentas, las plagas y el desapego de los pastores de sus familias, compartiendo el tiempo con su ganado y el cielo que sobre ellos sienten que se cae. Releo poesía pastoril como esa tan bella de Christopher Marlowe(1564-1593) el eterno contrincante de William Shakespeare, que dice esto de “ ven, vive conmigo y sé mi amor,/ y probaremos todos los placeres/ que producen los valles, los bosquecillos, las colinas y los campos,/ el bosque , o la montaña elevada,/….y te haré una cama de rosas,…”

Estaba estos días metida en estos versos, recitando a la vez el Cántico Espiritual de nuestro paisano San Juan de la Cruz, viendo cómo estos idílicos paisajes son el fondo y el protagonista a la vez de mi propia vida y de la existencia de todos nosotros. Que todos los hombre somos realmente animales gregarios, y nos gusta vivir así. Que seguimos a los pastores que divisamos en nuestra cañada, y que esto que parece ser nuestra salvación y felicidad puede, y es a menudo, el pozo amargo de nuestra existencia. Pastores que guían pero a veces nos preguntamos que hacia dónde nos llevan y la revisión de los objetivos y metas nos dirige aquí o nos saca de allí. Decía San Juan a quien quería escucharlo que la mirada de Dios es el amor, ese pastor de las almas, mientras atravesaba media España a pie, calculan de mas de 35.000 kilómetros recorrió en su vida. Aquí está sin duda el filtro por el que pasar a cualquier pastor que aterrice en nuestras vidas. Un filtro llamado amor.

Realmente la actualidad tan llena de despropósitos, violencia, y terrorismo a veces no nos deja ver el fondo de la vida, de la nuestra, que en estos días se pinta con los colores de la primavera. Y sobre las rocas que berroqueñas se dibujan en el horizonte me gustaría recitar así en voz alta, “oye pastor, … vive con nosotros, y sé por favor nuestro amor”.

Articulo publicado en el Diario de Ávila. 29 de junio. 2017

Taller de meditación con flores y música sobre el poema de San Juan de al Cruz » Cántico Espiritual»

El pasado martes 4 de abril desarrollamos una actividad con flores, música y poesía muy especial en el Monasterio de San Francisco. Dentro del marco de la Exposición » Los ojos del corazón» que está abierta desde el día 1 al 15 de abril de 2017 en el Centro de Interpretación del Misticismo de Ávila, en su Museo de mística.

Llevaba mucho tiempo con la idea de poder realizar algún día algo así, con música en directo que fuera, junto con las flores naturales, vehículos en un viaje mas contemplativo que propiamente meditativo. Dejar que las palabras de Juan nos llevaran y hacerlo en grupo, compartir con otros esta experiencia. El taller se desarrolló para 20 personas, y con la técnica de Ikebana fueron realizando sus arreglos dentro de todo lo que sentíamos sensorialmente, la música, el olor de las flores, su tacto. Abriendo en ello los sentidos, los interiores, como dice el titulo de la Exposición, » los del corazón».

La tarde en Ávila estaba primaveral, con los prunos florecidos y las primeras cabezas de león saliendo en las praderas. Fui en los días anteriores seleccionando todas aquellas flores que considero que tienen que decir algo al corazón y que andan muy bien de la mano de las palabras de Juan: brezos, narcisos, tulipanes, guisantes de olor, claveles de poeta, lilums, astrantias, delphinios, acónitos, claveles, crisantemos, ranúnculos, celosías, escalas,anémonas. Con ramas de magnolia, esparragueras Spengueri, eucaliptos, helechos, musgos, hojas de salas. También había rañas de  cortezas, piñas, tramas de ciruelos, mimbres.

La musica fue sublime. No sé cómo agradecer a la pianista Adela Ochadiano y a la soprano María García el concierto bellísimo que nos ofrecieron. Una música que se constituyó en la verdadera voz que nos guiaba y nos transportaba a otro lugar en la limpia coloratura de María. El » Aria di Chiesa» de Alessandro Stradella, » Caro mío Ben» de Giuseppe Giordani,  » Domine deus» de Vivaldi y para finalizar, Ridonami la Calma de Paolo Tosti y el Ave María de Schubert.

Fuimos dejando que todo nos fuera llevando y los arreglos florales comenzaron a levantarse. Cada uno de los participantes hizo suyo un trozo del Cántico de San Juan y todos ellos, una vez terminados y colocados allí en el escenario, junto con la música, levantaron el Cántico desde el corazón de todos los que allí estábamos.

Un momento inolvidable, en el que vamos caminando por nuevas formas de expresión y de vivencias de lo natural. En los que dejamos que el momento nos sorprenda, sabiendo que lo que vivimos es algo mas que la suma de las partes y de los elemento que allí teníamos. Hay algo mas, un lugar mágico al que nos llevan, a cada uno al suyo propio, y que todos juntos levantados en flores parece que nos dicen hondamente que la mística, como experiencia de lo espiritual está viva, y que sólo tenemos que disponernos, abriendo los sentidos, con un corazón anhelante que diga de forma profunda…¿ Dónde estás?, para poder sentir que el momento nos mira, y el espíritu se llena de paz y de armonía. De sensaciones que desde luego sentimos como regalo, como parte de la hermosura viva de lo creado.

Agradezco desde estas líneas a la concejala de cultura del Ayuntamiento de Ávila,  Sonsoles Sanchez-Reyes esta oportunidad,  a Juanjo Barcenilla y a Adela y María nuevamente mi agradecimiento total. A todos los que levantasteis juntos este poema con flores, el poema de amor mas bello de la historia. Mil gracias a todos.

La inscripción para el curso será donada a la Cruz Roja en su dedicación a los Refugiados de la guerra de Siria.

 

Vivimos en unas sociedades llenas de ruido. Y no somos conscientes del lugar que ocupa en nuestra vida, en nuestras propias personas. Ruido lleno de músicas, radios tronando por todas las esquinas, casas llenas de televisores, redes sociales que enmarañan hasta las horas de sueño. En este nivel de ruido vamos sobreviviendo, y nos adaptamos a él de tal manera que nos provoca hasta “síndrome de abstinencia” no tenerlo. Siempre tiene que haber algo sonando cerca.

Curiosamente todo este planteamiento llena mi pensamiento desde hace unos días cuando vi las imágenes del encuentro de los dos presidentes de EEUU y de Alemania, Trump y Merkel. Entre ellos apareció un muro , y eran incapaces de comunicarse. La diplomacia, la buena educación, la cordialidad, se vieron pisoteadas por lo que quería decir el silencio que se creó. Un momento duro, lleno de intransigencia, de posturas diferentes sobre aspectos de economía, política y sociedad. Todos sentimos este frio glacial que lanzaron desde los medios de comunicación .

Llamamos silencio a muchas cosas. Estar sentado con alguien al que tengo muchos reproches que hacer por su conducta y pensamiento como en el caso de los presidentes, es un tipo lleno de violencia. Es un silencio lleno en el fondo de palabras como puñales. También hay otros tipos, entre los que destaca el silencio forzado del que no tiene a nadie con quien compartir de veras su vida, el del que se encuentra incomprendido o perdido dentro de su casa. El silencio de la cárcel, la física y la emocional.

En 1951 uno de los músicos mas brillantes y llenos de personalidad de la historia de la música europea, Federico Mompou publicó su primer cuaderno de “ La Música Callada”, una serie de cuatro libretos que le llevarían casi veinte años terminar, y que es su obra mas personal . Quería Federico crear una música que fuera la voz del silencio, entendido este como lugar donde viajar a la esencia de la vida, avanzando en la dualidad entre notas-sonidos y silencios, dejando que estos últimos fueran los protagonistas. La descomposición de cada momento desde lo sonoro hasta el silencio, el espacio que hay entre los sonidos se constituye en el protagonista. Aterrizó en la poesía y pensamiento de nuestro santo Juan de la Cruz, viendo cómo esos lugares llenos de silencio eran realmente el suelo en el que como hombres debemos vivir, creciendo en lo que somos, en el espíritu que nos define como personas: como las avenidas de las aguas…

Silencio y ruido, una dualidad que se nos impone muchas veces, que dejamos que acampen en nuestra vida sin poner ninguna objeción. Llenar cada espacio de nuestro día de ruido hace que cale al interior, y tenemos problemas de concentración, falta de creatividad, atrofiando la sensibilidad, dejando a otros el protagonismo de nuestra psique.

La búsqueda del silencio, no el impuesto a la fuerza por condicionamientos vitales, implica tener un impulso personal e intransferible de búsqueda de nosotros mismos. Un silencio lleno de “ música”, lleno de todo aquello que nos rodea y que espera que con nuestros sentidos seamos capaces de percibir, la belleza, la tersura, el sinuoso camino del viento, la campana sonando hacia el infinito, la bruma que sobre la hierba se queda pegada al amanecer. Y este nuevo silencio requiere, si queremos avanzar en él, que nos desprendamos de todo, hasta de nuestras expresiones de lo que sentimos a la manera común, avanzando por caminos nuevos, únicos, los de cada uno. Así a Mompou, pianista supremo con 18 años, alumno de Gabriel Fauré en el Conservatorio de París, amigo de Ravel, admirador de Debbusy y de Messiaen, la música hasta entonces escrita se le hizo una montaña a la que no quería ascender. Lo suyo era “ desarmar” para poder construir algo que tuviera que ver sólo con lo experimentado a nivel sensorial por él, no nacía de dentro sino que le caía a veces a deshoras desde fuera, en su silencio ese lleno de vida, luz, armonía y lenguaje.

Muchas veces cuando analizo comportamientos como los de los presidentes de dos potencias del mundo hace unos días, me pregunto hacia donde avanza la civilización. Ya en el s. XVI hubo un hombre que desmontó todo lo que se oía, para con las mismas palabras y el mismo idioma, contar la verdad, la que habitaba en su silencio tan fecundo. Llegó a decir que lo que estaba allí es para el disfrute del hombre, el suyo, el mío, el de todos. Se crea para cada uno, y la percepción de esta “ hermosura” como expresión de todo este silencio tan lleno de música, nos arrebatará el espíritu, nos absorberá en ella haciéndonos parte de su verdad, nos transformará en su mismo principio, haciéndola crecer en nuestra vida.

Sentirnos orgullosos de nuestra historia y cultura, de esta ciudad castellana tan llena de belleza, también ha de tener como trasfondo el pensamiento y la mirada de nuestros místicos. Sentirnos así vecinos de Juan en este camino del silencio fecundo, y darlo a conocer a un mundo hiper desarrollado técnicamente pero lleno de ruido, de malos modos y de prejuicios.

Decía Mompou en una de las ultimas entrevistas que dio a un programa de TVE que tenía una parte de su “ Música Callada” como sintonía, “ la mejor palabra, es la no dicha”, la música mas bella es la que escuchas cuando dejan de sonar los sonidos mas sublimes. Mompou y San Juan, siglos que se unen en un mismo camino.

Silencio, soledad muy sonora, llena de vida “ cómo las avenidas de las aguas es el rugido y bramido de mi alma” (Cantico Espiritual),

Os sugiero una música para estos días,” La Musica Callada” de Mompou, en la interpretación del pianista ruso, Arcadi Volados. Os dejo este documento en video de una interpretación del propio Mompou al piano.

Articulo publicado en el Diario de Ávila. 23 de marzo. 2017

 

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